Fraternidad que transforma



Ahí seguimos, sin dejar de proponer desde 1996. Creemos en la solidaridad y mucho más, en la fraternidad que transforma, en la ciudadanía global que nos responsabiliza a colaborar activamente en la 'cuidadanía global'. Creemos que las cosas pueden cambiar por poco que hagamos cada uno y dejemos que sume a un mucho que genere encuentro, desarrollo y transformación de estructuras injustas. Sabemos que ese poco comienza no en lo material de un donativo sino en hacer que la transformación del corazón nos lleve vivir la compasión como estilo de vida. Serán las manos que conocen la realidad del sufrimiento, de la necesidad y la pobreza, las que conviertan los gestos de darse en ese mucho que construya un mundo más justo, fraterno, sostenible y en paz en el que aspiramos. Ponemos nuestras gargantas y nuestras manos para gritar contra la injusticia junto a los más vulnerables de este mundo y gritar con ellos un grito de paz que cuestione y mueva conciencias. Nos sentimos desde 1996 miembros de la Familia Carmelita y ello nos anima a seguir buscando la manera de hacer que todos los miembros de la misma también se sientan parte de nosotros. No nos asusta el futuro porque creemos que podemos hacer que sea mejor con la implicación y el compromiso de muchos más. Sabemos que la educación es verdaderamente lo que puede cambiar el mundo, es el 'arma' vital que capacita, desarrolla a la persona para que sea protagonista de su historia, agente de desarrollo, con ella se siente ciudadano lleno de dignidad y con todos los derechos que le llenan de valor.... Estamos comprometidos con el cuidado de la casa común, de este planeta que es hogar, regalo y jardín de todas las personas. Cuidarlo, protegerlo y respetarlo nos lleva vivir con un proyecto de vida de ecología integral. (Publicado en facebook el 20 de septiembre 2023)

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Grito de paz en medio del grito de los inocentes.

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«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven.» Jer 31, 15 Muertes inocentes por mil intereses de poderosos vestidos de ideologías y de razones interesadas que no miran más allá de su religión, de su historia, de su tradición, de su poder… Muertes inocentes con nombres diversos, con rostros de infancia diferente pero con el mismo valor, la misma dignidad, con la misma tierra que hay que compartir y de la que no se puede expulsar al otro. Muertes inocentes de jóvenes que bailan o disparan, que se defienden de una injusticia manifiesta, de un atentado que no hay palabras para condenar. Muertes  inocentes de madres rotas en las entrañas que abrazan a los hijos sangrando por el odio retenido y explotado en forma de misil, de bomba, de venganza. Muertes inocentes de soldados, de fanáticos, que obedecen sin rechistar a órdenes de lunáticos o iluminados que no saben ver a la persona que hay delante de un adjeti
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