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Mostrando entradas de marzo, 2019

Papá

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Casi tengo la edad que él tenía cuando nos dejó. Han pasado muchos años, casi he pedido la cuenta, ha pasado el tiempo muy rápido, los recuerdos son de ayer, la memoria de hace un rato. El tiempo no ha borrado la presencia, la ausencia nunca ha sido definitiva, la búsqueda es constante en los recovecos de la memoria, del existir. Hoy mi padre tendría 88 años, sería mayor. He vivido con un compañero de comunidad de esa edad, muchos cuidados, mucha escucha, mucha quietud… pero mucho gozo de compartir, de contar, de compartir mesa y proyecto. Me encantaría contarle en qué estoy metido, mil cosas que a otros no cuento a él sí que lo haría. Sabía escuchar, su silencio en otras cosas y momentos de la vida eran campo abonado para la escucha. Sentado, mirando el cenicero, con el pitillo encendido entre sus dedos, con las gafas entre sucias y amarillentas por el humo del tabaco… y escuchando. Conversaciones de la vida del pueblo, de un futuro que intuía pero que le costaba compartir

Esperanza

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"… para mí, la esperanza es una cosa que tengo cuando me despierto, que pierdo en el desayuno, que recupero cuando recibo el sol en la calle y que, después de caminar un rato, se me vuelve a caer por algún agujero del bolsillo. Y me digo: “¿Dónde quedó la esperanza?”. Y la busco y no la encuentro. Y entonces, aguzando el oído, la escucho ahí, croando como un sapito minúsculo, llamándome desde todos los pastos" (Eduardo Galeano)

Oración

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'Orad así: Padre nuestro...'  Desapareció la lejanía de Dios.  Dios es cercano, es Padre.  La oración es un encuentro íntimo,  una relación personal,  una escucha activa, un silencio compartido.  Vaciarse y 'desnudarse'  ante alguien que te quiere como eres.  Pedir poco, escuchar y acoger todo.  Ponerse en manos de Dios,  unas manos de Padre  que propone su voluntad,  que deja la libertad necesaria  para que su proyecto sea nuestro deseo.  La oración es una vuelta a casa, a la casa de un Padre que perdona deudas,  que perdona pecados...  que carga sobre en los hombros al que se había perdido.  Oración es sentir ese calor y abandonarse,  dejarse llevar,  guardar silencio  y perder los miedos. Oración es decir poco,  dirigirse a Dios y llamarle Padre,  pedirle por los otros,  y solicitar ayuda para alejar el mal de nuestro corazón.  Es un encuentro  intimo y maduro,  de sosiego y paz.  Oración es vivir como hijos del mejor Padre