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Mostrando entradas de octubre, 2011

Modesta

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Os presento a Modesta. Parece africana, como muchos ciudadanos de este país. La realidad multiétnica es patente en cada rincón, algo que hay que reconocer, respetar y querer. La encontré en Puerto Badel, a este pueblo he ido tres veces durante los diez días. El P. Andrés dice que me voy a convertir en su párroco. Cuesta más de una hora llegar desde Arjona, la pista está llena de agujeros, no son baches es lo siguiente. Con las lluvias se llenan de agua y no se ve su profundidad. Lo que más duele después del viaje es la espalda. Tengo que deciros que a mi me dio igual, me dormí en dos ocasiones. Vuelvo con Modesta. La encontré en la calle y me acerqué. Me presenté y estaba convencido interiormente que tenía una historia para contar. Le pregunté por sus hijos. Creía que me iba a decir que un montón. Cuál fue mi sorpresa al responderme que no le había dado ninguno Dios. No sabía como seguir mi conversación. Le dije que seguro que había cuidado a muchos niños del pueblo, me dijo que sí a

Una oportunidad

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A veces en la vida se presentan cosas que son auténticas oportunidades. No sabemos porqué un tren pasa a nuestro lado, nos sacan el billete porque estamos esperando, nos sentamos en el mismo y descubrimos que es una oportunidad de llegar al destino que andamos buscando. A lo largo de la vida han pasado muchos trenes, nos hemos subido a ellos y, algunas veces, bajado antes de tiempo. No miramos bien el billete y sin llegar al final de trayecto nos bajamos, creemos que era nuestra estación, que ese tren no era el mío, que el viaje era demasiado largo o que la compañía no es buena. A esto unimos la certeza, no siempre basada en la realidad, que habrá otro tren en esa u otra dirección y que lo podremos tomar con la misma facilidad que el que acabamos de dejar. Tener una oportunidad en la vida es una gracia, un regalo, una suerte. Aprovecharla es un deber y una responsabilidad. Estar sentado en el tren, tener el billete, conocer bien el trayecto y bajarse en el momento oportuno, en la estac

Sueños de libertad

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El barrio está a las afueras de Arjona. Está lleno de pobreza, las calles son caminos llenos de baches, en algunos rincones se esconde la basura, casas de madera, otras sin terminar, restos de proyectos de apadrinamiento de familias, hogares sin estructura ni fuera ni dentro. A este lugar hecho a golpes de llegar por los desplazados se le conoce como ‘Sueños de libertad’. Es un nombre precioso. Un sueño que se empezó a hacer realidad el día que salieron de sus hogares de siempre empujados por la violencia o por la necesidad de la calma necesaria para vivir. Un sueño que no se ha hecho realidad todavía, que sigue presente cada mañana al despertar a la realidad del calor, de la miseria, de la falta de oportunidades, del coste de la vida. Una realidad dura que señala tu sitio y del cual es muy complicado moverse, o aceptas o sales huyendo con otro sueño a otro lugar. La sensación que uno tiene es que es muy difícil cambiar de estatus social, de ‘lugar en el mundo’ sin salir corriendo, co

Vaya silencio

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El colegio de Puerto Badel Íbamos con miedo, no sabíamos que nos podíamos encontrar. Yo no lo tenía, era Andrés sobre todo. No temía nada ya que no tenía elementos para comparar con otras misas de aniversario de aquí. ¿Será que el miedo necesita un poco de conocimiento de lo que lo produce para que se dé? La cosa era muy sencilla: celebrar una misa de aniversario en Puerto Badel. Ya estuve el domingo, la gente es maja, sencilla, poco practicante pero a estas cosas suelen ir seguro, pensé. Había dos añadidos que la hacían peculiar. En primer lugar era en el colegio público, no hay otro. Esto es lo que más miedo le daba a Andrés, el comportamiento de los niños. La verdad es que es complicado, un día de estos escribiré sobre el colegio María Eugenía Velandía e intentaré explicarlo. El segundo condicionante no daba miedo pero explicaba una parte de la idiosincrasia de este país. El aniversario era de la muerte de tres jóvenes, dos hermanos de 19 y 16 años que eran de Puerto Badel y uno

Los comedores

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Los comedores son espacios donde los niños, alrededor de las doce del mediodía, acuden a comer. Son espacios abiertos donde un grupo de mujeres se organizan para hacer la comida a esos niños. En la zona de la parroquia San José Obrero de Arjona, donde vivo estos días, que atienden los Carmelitas hay cuatro: Los Laures, Las margaritas, Las parcelas y El limonar. Dos de ellos, llamados Kilombos, fueron proyectos en los cuales Karit-solidarios por la paz  ayudó en su construcción. Kilombo es Palenque, es lugar de libertad, de lucha, tierra de resistencia para una vida digna. Son lugares extraños, vacíos de vida en las horas previas a la comida. Silas y mesas sin nadie, mobiliario funcional de aspecto poco cuidado y desordenado. Le falta algo, le falta la vida, le faltan los niños. Unas mujeres están cocinando, casi han terminado. En Las margaritas llegamos y ya está hecho el arroz. Un poco de pasta (espagueti) con atún y un trozo minúsculo de pollo para cada uno. ¿Está es la comida?, pr

El Palenque

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Fredman comenzando explicación El pueblo se llama San Basilio de Palenque. P. Lauro lo llama El Palenque de San Basilio. Nos dio la bienvenida un hombre rudo con un libro de historia de Colombia en la mano. Fredman nos explicó un monumento que hay en la plaza del pueblo en honor de Benko Bioho y la historia de los palenques. Refugios de esclavos, lugares de vida para los negros que venían de África a trabajar en América. Palenque significa: corral de negros. En principio pensé que era lo más fuerte que había oído nunca al asimilar negros y animales. En mi pueblo corral está relacionado con el lugar donde están los animales necesarios para el sustento o la labor en el campo. En el corral están las gallinas, la burra y las vacas. Sería sinónimo de establo. Luego en casa de Yayita pregunté por esto y me dijeron que se refiere a la valla de troncos que delimita la parte, normalmente trasera, de la casa donde se cocina. Ese tipo de empalizada de troncos es propio de los lugares donde vi

Sentir

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Es una bendición tener la capacidad de sentir y que complicado resulta después explicar lo que uno siente. Sentir fue una de las propuestas que me traje de España. No es nada fácil dar razón de una lágrima de alegría. No me pidáis tampoco, que os diga porque el cabello de mi antebrazo se eriza en una Eucaristía. Hay momentos en que desearías que el tiempo se parase, de esto ya he hablado más veces. ¿Por qué? Sólo diría que ese era el momento, sin saber argumentar los motivos para pedir que el segundero de todos los relojes del mundo se detuviese. Esto es sentir algo, esto creo que suele pasar cuando una persona se enamora. En ocasiones una brisa de mar en compañía hace latir de tal manera el corazón que no se puede uno parar. Esto es lo que he vivido en algún momento aquí en Colombia. Es puro sentimiento, no quiero racionalizarlo, no deseo pasarlo por mis argumentos o pensamientos ‘ordenadores’ de las cosas (es tan difícil vaciarlos en ocasiones de lo auténtico y llenarlos de la negat

Niños

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Hay niños por todos lados. Niños en las plazas de los dos pueblos que visité (Puerto Badel y Rocha). Niños en le pueblito de San Rafael de la Cruz (¿existe?). Niños que trabajan ayudando en el restaurante donde comí. Niños que toman la primera comunión. Niños para ser bautizados. Niños elegantes para ir a misa, mudados como dirían en mi pueblo y niños con los pies descalzos jugando a futbol. Niños que no maman y les dan un jugo de guayaba. Unos con dieciséis años entrenan a unos gallos para una pelea o como Marisel   para enero esperan un niño.( La verdad es que se le notaba pero no tanto como a otras). Los niños hacen que una sociedad tenga futuro aunque estemos en un lugar desfavorecido, olvidado y empobrecido. Los niños dan alegría e indican que hay que seguir luchando, que esto continúa y que vale la pena. En nuestro mundo (le llamamos el primero, no podría ser de otra manera) los niños son los justos, están contados incluso se planifica su ‘venida’ para que distorsionen lo meno

La misa del domingo

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Primeras comuniones en Puerto Badel Eran las seis y media de la tarde. Había estado hacía un rato en la plaza del pueblo (Arjona) y coincidí con los preparativos para el cierre de campaña electoral. En la sacristía había más de diez monaguillos, chicos y chicas. La iglesia se iba llenando. El P. Lauro avisó de la hora, hay que empezar. Entramos por el final de la Iglesia. Todo estaba preparado: la cruz, los acólitos con velas, los cuatro sacerdotes revestidos… Comienza la procesión: palmas, música, alegría, gozo… la fiesta ha comenzado. Lauro me presentó como carmelita, miembro de Karit, colaborador de muchas de los proyectos que se están desarrollando en el Colegio María Eugenia Velandia, en la Parroquia. Continúo la misa…. una auténtica fiesta. Niño y su familia acercándose a la misa de su primera comunión en Puerto Badel No hubo nada de especial, nada extraordinario, nada distinto… pero fue diferente. ¿Por qué? No lo sé. Estoy dándole vueltas a la rueda de molino buscando un

La fraternidad

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Al bajar del avión noté que algo me era conocido. No puede ser, pensé. Esto yo ya lo he vivido antes, no he estado nunca en Colombia pero había sentido en otra ocasión lo que le estaba pasando a mi cuerpo. ¿Lo habré soñado? Quizá fue un sueño, quizá siga siendo un sueño (quizá se quede en un sueño para el que nosotros no necesitamos visa pero ellos si, su sueño y el nuestro es completamente diferente). La sensación de calor, humedad y clima diferente que te arrolla y te llena cada poro fue la misma que en República Dominicana: desciendes la escalerilla del avión y notas que estás en algún lugar maravilloso del Caribe. Camino de la casa: música, motos (dos o tres ocupantes por vehículo), buseras (autobuses medianos) llenos de gente, coches en todas las dirección, familia en la puerta de las casas todos a medio vestir… Es lo mismo, lo mismo. Ritmo, calle, fiesta, pobreza, casas abiertas, ruido… El Caribe. Llegue a la comunidad. Me estaban esperando a la puerta de la casa. Es una comunida

Desde Bogotá

Hace más de doce horas que salí de España. Todo ha ido bien. El mundo es muy pequeño. Te metes en un avión durante diez horas, llegas a un país extranjero, hablan tu idioma, tomas una cerveza mientras esperas el cambio de avión para ir a Cartagena, ves a Mesi fallar un penalti, a dos futbolistas pegándose... una aldea. De momento muy poco que contar. Parece que sólo ha pasado un día, no he hecho nada, pensar muchas cosas en el avión, dormir, leer y sentirme aislado de la realidad. No he tenido mucho tiempo de preparar previamente el viaje pero lo han hecho los alumnos de Onda y Vila-real por mi. Han preparado sus trabajos, sus propuestas para darse a conocer. La razón era muy sencilla: para ser misionero hay que ser testigo y para dar testimonio tienes que conocer. Queremos se testigos, el primer paso es darnos a conocer.Queremos que los alumnos del colegio María Eugenia Velandia nos conozcan. Esta ha sido la mejor preparación del viaje. Mi maleta esta llena de murales, de colores, d

Viaje

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Dentro de un momento voy a salir de viaje. No sé muy bien porqué. Me voy pero no es una huída (a veces deseada), es una búsqueda de encuentros y experiencia, un auténtico privilegio en la vida. Estoy nervioso, no sé que puedo encontrarme pero sé que voy con mi familia, con mis hermanos y por lo tanto todo irá bien. Conocí este proyecto de la Orden hace mucho tiempo, coincidí con Lauro Negri en un encuentro internacional de la Orden creo que en Sao Paulo. Fue el inicio de una relación de fraternidad: voluntarios internacionales en Arjona, proyectos de Karit, hermanamiento del colegio, conversaciones, encuentros… Este viaje es un mojón más en esta relación. ¿Qué siento? Que soy un privilegiado de poder viajar a Colombia, estar allí una semana, ver y sentir de otra manera y otras cosas. Siento también respeto. Quiero aprender con ellos a descubrir una dimensión más de la dignidad del hombre para que me ayude a mirar de otra manera a los que viven conmigo y poder hacerlo con más amor. Sien

Tristeza

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Siempre me he preguntado la razón de estar triste cuando no debo estarlo. Todo el mundo te dice que tienes mucha suerte, que eres un privilegiado, que no te falta nada, que eres libre, que estás donde quieres estar, que tienes un trabajo, que te quieren, que no estás solo, que puedes salir y entrar, que has podido estudiar lo que quieres, que tienes buena salud, que aprenden de ti, que les ayudas, que se sienten queridos, que estás un poco gordo pero bueno… Y tú, reconociendo todo esto como verdad, sigues triste, estás triste. ¿Por qué? Creo que nadie mira, ni yo mismo, donde debe mirar, donde se instala la tristeza, donde están las telarañas del tiempo sin sentido. La oscuridad da miedo a todo el mundo, también a mi.