Dios de propuestas


Una propuesta es algo que se puede acoger o no acoger. Proponer algo va destinado directamente a la libertad. Nuestro Dios, el que nos presentó Jesús de Nazaret, es de propuesta. Él que nos ha creado por amor, que nos ha 'hecho a imagen y semejanza suya', que nos ha dado la libertad como rasgo característico de lo que somos junto a la dignidad que nos da la ser 'modelados con sus manos'. No ordena, propone. Esto puede parecer algo extraño pero es lo que le hace singular,  lo que no llena de verdad y de valor. Vamos a repasar alguna cosa. 

1. El amor no se impone. Es un encuentro fundamentado en la libertad de los que se aman. El nos ama con locura, somos sus hijos, nosotros estamos llamados a responder. Si el amor fuera impuesto no sería amor. Es universal pero no impuesto. La relación amorosa necesita la respuesta, el encuentro en libertad. Él ama a todo hombre y mujer pero no impone la respuesta, la propone, la desea, la espera. 

2. La vida está llena de decisiones que nos van moldeando, llenando de sentido, acercando o alejando de la la felicidad. Una de las propuestas que asegura esta felicidad es el encuentro con Él, dejarle sitio, hacer que ocupe el centro de nuestro corazón. La condición humana y su dimensión espiritual nos preparan para ello, poder relacionarnos con Él, esto es lo que Él deseó al amarnos de manera singular en la creación. 

3. Ser herederos de Él, recibir su herencia respeta nuestra libertad. La propuesta que tiene para el hijo que se va es la que le dice cuando vuelve: ser señor, vivir con Él, alegrarse por estar juntos. El hijo se va, le dice que no, se aleja. Su propuesta desde ese momento es perdonarle, es esperarle, es abrazarle. La respuesta es la que lo hará posible, nada de imposición. 

4. Su llamada siempre deja ocasión para quedarse en la barca de siempre, la que sale a pescar en el lago de la rutina. Pero la respuesta a su 'sígueme' puede cambiar nuestra vida para siempre. Es una propuesta ininteligible, inimaginable... pero a la que podemos responder: 'os haré pescadores de hombres'. El lago de la rutina deja paso al lado de la novedad, de la historia, de la humanidad. 

Podríamos poner más ejemplos. Nuestro Dios propone, no deja de hacerlo cada día.. Su mandamiento nuevo siempre depende del respeto a la libertad del hombre, necesaria para amar. Lo más grande, y que completa su propuesta, es la misericordia entrañable y la paciencia infinita, su permanente espera. 



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