Creer, crear y crecer

Creer es el cimiento, es desde donde todo se puede ir creando, lo que ayuda a crecer. Creer en uno mismo, como capaz de comerse el mundo, de no arrugarse ante nada de lo que pueda ir sucediendo. Creer en aquellos que te aman, los incondicionales, los que siempre están, los que te ayudan a ser quien eres, 'tu gente'. Creer en Aquel que no deja de la mano, el que nos sostiene, el que nos guía, el que nos ha moldeado con su mano, el que ama siempre, el que espera siempre... Creer es el punto de partida de cambiar este mundo, el pequeño del corazón, el que nos rodea, el que es casa común de todos.

Crear para transformar, para ser parte del futuro mejor para todos. Crear porque Él nos ha hecho con la capacidad de hacerlo, creados a su imagen y semejanza. Crear para que la novedad y la sorpresa despierten, no dejen indiferentes, alumbren oscuridades. Crear para sacar aquello que habita en el fondo del corazón para que otro sienta, goce, ame, se comprometa... contigo. Crear es algo de gran generosidad, creo para transformar... el mero hecho de crear lleva consigo participar en la transformación de este mundo.

Crecer es ser más humano, mejor que ayer, más pleno. Crecer es reconocer el movimiento y el cambio como algo propio de nuestra condición humana. No nos conformamos con lo que somos y tenemos, queremos crecer. Crecer no es lo mismo que tener, el tener pesa, el crecer libera porque tiene que soltar lo que pasa, tiene que dejar atrás lo viejo. Crecer es positivo, tiene que ver con cuidar más, amar más, tener más posibilidades de compartir los talentos que Dios nos ha dado y multiplicarlos.