Tristeza


Bajo la etiqueta de Historias que continúan voy a publicar unas pequeña historias que he escrito para una tutoría de Pastoral en el cole. Son ocho pequeñas historias inventadas sobre sentimientos, emociones... Se trata de continuarlas, de darles continuidad, de imaginar como sigue, de partir de la emoción o el sentimiento y darle vida, historia, realidad, posibilidades... ¿Te atreves? 




Se conocían desde niños. Nada los separó durante su juventud. Juegos, deporte, excursiones, fiestas… Grandes amigos que compartían todo, que tenían una gran confianza y había confidencias entre ellos, casi casi sabían todo el uno del otro. La vida los separó un poco por cuestiones de trabajo, de relaciones… Luis se fue a vivir lejos y Carlos se quedó en el pequeño pueblo que cada vez estaba más lejos para Luis. Un día se entero de la enfermedad de Carlos, hacía mucho tiempo que no le llamaba, que no sabía de él. La agenda llena, excusas de falta de tiempo, otros intereses... hacían que no se acercará a visitarle, a pasar un fin de semana con él. Sabía por amigos comunes que estaba peor, que aquella enfermedad lo estaba matando… Cada vez que pensaba en ello se ponía muy triste, su corazón se llenaba de tristeza… a las excusas, a la agenda, al trabajo ahora se unía la vergüenza, seguía sin ir y la tristeza se apoderaba de todo lo que hacía y sentía… 

Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó’ (Lucas 15, 20) 

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