Levántate
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Algodones (c) Vicent Tena Puesta de sol. ¿Se abre el cielo? |
Lucas 21, 25-28. 34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habrá signos
en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes,
enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin
aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo,
pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una
nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos,
alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. Tened cuidado: no se os embote
la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima
de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de
la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo
que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre."
Los
discursos apocalípticos recogidos en los evangelios reflejan los miedos y la
incertidumbre de aquellas primeras comunidades cristianas, frágiles y
vulnerables, que vivían en medio del vasto Imperio romano, entre conflictos y
persecuciones, con un futuro incierto, sin saber cuándo llegaría Jesús, su
amado Señor.
También
las exhortaciones de esos discursos representan, en buena parte, las
exhortaciones que se hacían unos a otros, aquellos cristianos, recordando el
mensaje de Jesús. Esa llamada a vivir despiertos cuidando la oración y la
confianza es un rasgo original y característico de su Evangelio y de su
oración.
Por eso,
las palabras que escuchamos hoy, después de muchos siglos, no están dirigidas a
otros destinatarios. Son llamadas que hemos de escuchar los que vivimos ahora
en la Iglesia de Jesús, en medio de las dificultades e incertidumbres de estos
tiempos.
La Iglesia
actual marcha a veces como una anciana «encorvada» por el peso de los siglos,
las luchas y trabajos del pasado. «Con la cabeza baja», consciente de sus
errores y pecados, sin poder mostrar con orgullo la gloria y el poder de otros
tiempos.
Es el
momento de escuchar la llamada que Jesús nos hace a todos.
«Levantaos»,
animaos unos a otros. «Alzad la cabeza» con confianza. No miréis al futuro solo
desde vuestros cálculos y previsiones. «Se acerca vuestra liberación». Un día
ya no viviréis encorvados, oprimidos ni tentados por el desaliento. Jesucristo
es vuestro Liberador.
Pero hay
maneras de vivir que impiden a muchos caminar con la cabeza levantada confiando
en esa liberación definitiva. Por eso, «tened cuidado de que no se os embote la
mente». No os acostumbréis a vivir con un corazón insensible y endurecido,
buscando llenar vuestra vida de bienestar y placer, de espaldas al Padre del
Cielo y a sus hijos que sufren en la tierra. Ese estilo de vida os hará cada
vez menos humanos.
«Estad
siempre despiertos». Despertad la fe en vuestras comunidades. Estad más atentos
a mi Evangelio. Cuidad mejor mi presencia en medio de vosotros. No seáis
comunidades dormidas. Vivid «pidiendo fuerza». ¿Cómo seguiremos los pasos de
Jesús si el Padre no nos sostiene? ¿Cómo podremos «mantenernos en pie ante el
Hijo del Hombre»?
José
Antonio Pagola
Mil
señales afloran cada día
para quien
es vigía de la vida.
El susurro
de la brisa,
el
murmullo de arroyo;
el batir
de las olas en la orilla,
el olor de
la tierra arada,
el perfume
de las plantas,
las hojas
que caen maduras,
el rugido
del mar bravío,
el viento
huracanado,
el fuego
que crepita
y todos
los ruidos de la naturaleza...
son
señales de un Adviento
que se
anuncia y llega.
La luz de
la mañana que despierta,
el sol que
se levanta,
el agua
fresca y cantarina,
los campos
que germinan calladamente,
el
atardecer que todo lo recoge,
las
estrellas que parpadean,
las nubes
que van y vienen,
la luna
con sus guiños y fases,
los
caminos que no desparecen
y el rocío
que viste valles y montes...
son
señales de un Adviento
que se
anuncia y llega.
Niños que
gimen y lloran,
padres que
vigilan y se levantan,
ancianos
que sueñan y sueñan,
jóvenes
que viven y cantan,
personas
que acarician y aman,
campesinos
que esperan tras la jornada,
trabajadores
que cuidan y transforman,
emigrantes
en busca de la vida,
solidarios
llenos de ternura y vista,
profetas
de una humanidad nueva...
son
señales de un Adviento
que se
anuncia y llega.
Gracias,
Señor,
y que las
señales sigan y sigan.
F.
Ulibarri
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Lévantate |
Editorial Verbo Divino
MI COMENTARIO
‘Levantaos y alzad la cabeza, porque muy pronto seréis
liberados’ El mundo se tambalea, da la sensación que no vamos a poder superar
tanta violencia, tanto odio… Nuestra propuesta es de esperanza, nada de
agacharse, nada de miedos, nada de esconderse. ¡¡Ponte de píe!! Necesitamos un
‘ejercito’ que desfile por este mundo empuñando el arma de la esperanza
construida con la paz de cada día, disparando miradas y sonrisas de compromiso
con el otro, con el hermano, anunciando la liberación desde un proyecto de vida
en generosidad y entrega. La cabeza alta, la valentía y la verdad harán de
nuestra lucha una propuesta que será compartida por los otros. La promesa no es
baladí: la liberación. Él nos guía, a Él esperamos, a Él seguimos… es fiel y cumple
sus promesas. Feliz Adviento. Buen domingo.
ORACIÓN EQUIPO PASTORAL
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Equipo de Patoral Colegio Carmelitas Onda · Vila-real |
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