Cristo Rey
Bajo el arco (c) Vicent Tena |
Juan 18, 33b-37
En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: "¿Eres tú el rey de los
judíos?" Jesús le contestó: "¿Dices eso por tu cuenta o te lo han
dicho otros de mí?" Pilato replicó: "¿Acaso soy yo judío? Tu gente y
los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?" Jesús le
contestó:
"Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este
mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos.
Pero mi reino no es de aquí." Pilato le dijo: "Conque, ¿tú eres
rey?" Jesús le contestó: "Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he
nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el
que es de la verdad escucha mi voz."
Ahora que no hay novedad en nuestras vidas
ni en los caminos de la historia,
ni en nuestra memoria personal y colectiva...
es tiempo de reflexionar y ahondar
en todo lo que llevamos a cuestas,
y en las zonas yermas del mundo
y de las entrañas nuestras.
Ahora que tu palabra rompe nuestros planes
y el horizonte se nos nubla y cierra,
y en los caminos se mezclan tantas huellas...
es tiempo de hacer silencio,
de olvidar los tristes sentimientos,
de acoger tu insólita propuesta
y dar testimonio de la verdad.
Llegará un día en que la libertad no sea un sueño,
en que las fronteras desaparezcan
y los seres humanos seamos respetados
y encontremos en el otro a un hermano;
un día en que no haya clasificación de personas
por su color, dinero o raza,
ni por su poder, religión o condición social...
Llegará un nuevo día en que la verdad
resplandezca y alumbre a todas las personas
y no necesite protección ni ser explicada;
un día en que este mundo sea distinto,
se llene de verdades, sueños y proyectos
y se parezca ya al reino definitivo
que estamos llamados a crear juntos.
¡Pronto llegará un nuevo día, tu día, Señor,
pues Tú eres el camino, la verdad y la vida
aunque los nuevos Pilatos sean escépticos!
F. Ulibarri
Dentro del proceso en el que se va a decidir la ejecución
de Jesús, el evangelio de Juan ofrece un sorprendente diálogo privado entre
Pilato, representante del imperio más poderoso de la Tierra y Jesús, un reo
maniatado que se presenta como testigo de la verdad.
Precisamente Pilato quiere, al parecer, saber la verdad que
se encierra en aquel extraño personaje que tiene ante su trono: «¿Eres tú el
rey de los judíos?». Jesús va a responder exponiendo su verdad en dos
afirmaciones fundamentales, muy queridas al evangelista Juan.
«Mi reino no es de este mundo». Jesús no es rey al estilo
que Pilato puede imaginar. No pretende ocupar el trono de Israel ni disputar a
Tiberio su poder imperial. Jesús no pertenece a ese sistema en el que se mueve
el prefecto de Roma, sostenido por la injusticia y la mentira. No se apoya en
la fuerza de las armas. Tiene un fundamento completamente diferente. Su realeza
proviene del amor de Dios al mundo.
Pero añade a continuación algo muy importante: «Soy rey… y
he venido al mundo para ser testigo de la verdad». Es en este mundo donde
quiere ejercer su realeza, pero de una forma sorprendente. No viene a gobernar
como Tiberio sino a ser «testigo de la verdad» introduciendo el amor y la
justicia de Dios en la historia humana.
Esta verdad que Jesús trae consigo no es una doctrina
teórica. Es una llamada que puede transformar la vida de las personas. Lo había
dicho Jesús: «Si os mantenéis fieles a mi Palabra… conoceréis la verdad y la
verdad os hará libres». Ser fieles al Evangelio de Jesús es una experiencia única
pues lleva a conocer una verdad liberadora, capaz de hacer nuestra vida más
humana.
Jesucristo es la única verdad de la que nos está permitido
vivir a los cristianos.
¿No necesitamos en la Iglesia de Jesús hacer un examen de
conciencia colectivo ante el «Testigo de la Verdad»?
¿Atrevernos a discernir con humildad qué hay de verdad y
qué hay de mentira en nuestro seguimiento a Jesús?
¿Dónde hay verdad liberadora y dónde mentira que nos
esclaviza?
¿No necesitamos dar pasos hacia mayores niveles de verdad
humana y evangélica en nuestras vidas, nuestras comunidades y nuestras
instituciones?
José Antonio Pagola
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El Reino nace entre espinas no entre laureles |
MI COMENTARIO
‘Testigo de la verdad’ Un rey diferente, que defiende y
anuncia la verdad. Un espejo donde mirarnos para ver nuestra verdad, sin
tapujos. Jesús de Nazaret es la verdad sobre la que cimentar la vida. Una
verdad hecha palabra para consolar, hecha gesto para abrazar y curar, hecha
mirada de compasión y de misericordia. Es testigo de la verdad sobre la
dignidad del hombre. La verdad de la justicia al servicio del que sufre y no
por la ley que esclaviza. Un rey que se baja de su trono para ser verdad en
medio del mundo, la verdad de un Dios que ama al hombre hasta el extremo. La
verdad que le lleva a dar la vida en gratuidad. Un rey que no es de este mundo
pero que está aquí y quiere a los hombres y mujeres con locura. ¿Buscas una
verdad? Él es la Verdad. Buen domingo.
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