Aunque... Siempre
Aunque la higuera no echa yemas
y las cepas no dan fruto,
aunque el olivo se niega a su tarea
y los campos no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas del redil
y no quedan vacas en el establo,
yo festejaré al Señor gozando con mi Dios
salvador:
el Señor es mi fuerza, me da piernas de
gacela,
me encamina por las alturas.
(Hab 3, 17-19)
Aunque nos falten las fuerzas… Tú,
siempre.
Aunque sigamos perdidos… Tú,
siempre.
Aunque miremos para otro lado… Tú,
siempre.
Aunque las tormentas nos
envuelvan… Tú, siempre.
Aunque el dolor nos retuerza… Tú,
siempre.
Aunque no consigamos sentirte… Tú,
siempre.
Aunque gastemos tu herencia… Tú,
siempre.
Aunque el sentido nos deje… Tú,
siempre.
Aunque bebamos en otras fuentes…
Tú, siempre.
Aunque queramos pararnos… Tú,
siempre.
Aunque la luz nos ciegue… Tú,
siempre.
Aunque los miedos nos encojan… Tú,
siempre.
Aunque lloremos de rabia… Tú,
siempre.
Aunque no nos consuele un abrazo…
Tú, siempre.
Aunque nunca estemos conformes…
Tú, siempre.
Aunque nos sintamos raros… Tú,
siempre.
Aunque no tengamos sitio… Tú,
siempre.
Aunque la soledad nos aturda… Tú,
siempre.
Aunque el otro pase de largo… Tú,
siempre.
Aunque las dudas nos paren… Tú,
siempre.
Aunque se acabe la vida… Tú, siempre.
Tú, siempre a mi lado, siempre conmigo.
Tú, siempre fiel, siempre buscando
el encuentro.
Siempre esperando.
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