Suerte



Hemos terminado la Pascua, han sido unos días de intensa experiencia de encuentro con Dios, con los hermanos… La verdad es que es una suerte poder dedicar tres días a esa parte tan importante de la vida que es el Misterio, la transcendencia, la interioridad, las grandes preguntas de la vida, Jesús de Nazaret, ser testigos, lavar los píes, cantar, bailar alrededor de la mesa, comer juntos el pan de la vida… ¿Rentabilidad? Toda, la pena es que no cotiza en bolsa, los mercados no saben nada de esto (mejor). Pero uno termina más rico de presencia, de sosiego, de Verdad, de sentido, de amor, de compromiso, de disponibilidad, de fraternidad, propuesta de un mundo diferente… Esto, dirán lo que quieran los del dinero, es una riqueza de verdad. Me recuerda la parábola del tesoro. Lo hemos encontrado y vamos a vender todo lo que tenemos para quedarnos con él. A esto de los tres días hay que añadirle que he estado con jóvenes. Esto es otra auténtica suerte. No hay miedos, hay riesgo… hay lágrimas a la hora de explicar y compartir sentimientos. No hay racionalidad… ¿se necesita para hablar de lo Otro? Hay aventura y propuesta. Es una suerte vivir así la fe, compartirla, celebrarla. Esto es una auténtica suerte. 

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