I un somriure



Estos días estamos presentando la tutoría de abril en nuestro colegios de Onda y Vila-real. La propuesta es ‘Con los ojos abiertos… y una sonrisa’ (Amb els ullos oberts.. i un somriure). Los del equipo de Pastoral hemos elaborado este texto para compartirlo con los profesores que van a impartir la tutoría y que con distintos juegos, dinámicas e imágenes puedan ayudar a los alumnos en su profundización. Una amiga me ha propuesto compartirlo en mi blog. Ahí va.

  1. Hemos podido ver y comprobar con nuestras dinámicas que la sonrisa, la risa y la alegría se contagia. ¿Es así o no? Si se contagia lo que tenemos que hacer es ser ‘contagiadores’ de alegría a nuestro alrededor. Animar la vida de los que tenemos al lado, hacerla más alegre con nuestra sonrisa.
  2. ¿Qué pasa cuando estamos tristes? Tenemos una propuesta para vosotros. Es muy sencilla. ‘Abrir (bien) los ojos’ para poder descubrir una sonrisa a nuestro alrededor para que se nos contagie a nosotros. Estar atentos a muchos amigos, compañeros, familia que quieren que estemos contentos, que seamos felices y nos ofrecen su sonrisa.
  3. No debemos ir tristes por la vida. Tenemos mucha suerte. Somos unos privilegiados. Las cosas importantes de la vida, más o menos, nos van muy bien. Tenemos que estar alegres. También nosotros debemos abrir los ojos y poner sonrisa en aquellos que están tristes. Una sonrisa al levantarnos y ver el sol, una sonrisa a los papás, una sonrisa a los compañeros de clase, a los profesores.
  4. La alegría verdadera es por las cosas importantes de la vida. No la produce un chiste, una buena fiesta o un éxito momentáneo en la vida. La alegría verdadera es aquella que está relacionada con lo fundamental de la vida. ¿Tengo personas que me quieren? ¿Hay personas a mi alrededor que se preocupan por mi? ¿Tengo amigos con los que comparto casi todo en mi vida?... Estos son los pilares de la alegría verdadera y no pasajera: sentirse amado/a, acompañado, escuchado, tener una visión positiva de la vida porque no estoy solo…
  5. La alegría era una de las señales o características de los primeros cristianos. ¿Por qué estaban alegres? Era muy sencillo. Para ellos Jesús, el amigo que habían conocido y que había muerto y resucitado era Hijo de Dios. Les había regalado la salvación. Se consideraban unas personas con mucha suerte, eran amigos de alguien que había dado la vida por ellos.
  6. Esta alegría los cristianos la recordamos y hacemos nuestra en la Pascua. Es el tiempo a lo largo del año en que celebramos la resurrección de Jesús. Es un recuerdo de nuestro Dios que nos ama como somos, que ha dado la vida por nosotros, que nos quiere. Cuando alguien nos quiere de esa manera nos hace estar contentos y el gesto para saber si estamos contentos o no, es una sonrisa.      

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