Día de la familia



Hemos celebrado el día de la familia en el colegio Virgen del Carmen de Onda. Mucha gente, más de setecientas personas pasan por el centro. Todo el mundo implicado, todo el mundo colabora, todo el mundo pregunta, todo el mundo saluda, todo el mundo sonríe… Es una gracia de Dios poder abrir las puertas para compartir la vida, la educación, las ilusiones, la infancia, la juventud, el proyecto, los trabajos realizados… Es una maravilla poder ver a los abuelos con los nietos, exalumnos que se traen su bocadillo y preguntan por los profesores que fueron sus guías y compañeros, miembros de la Junta de la Asociación de Padres y Madres trabajar sin descanso para que todo salga bien, profesoras de princesas y guerreros… Una gozada formar parte de este maravilloso equipo de personas que hacen posible algo increíble en mi: sentirme parte de una familia grande, abierta, con deseos de crecer, con exigencias pero que también se da sin medida, sin miedos, sin pedir nada a cambio… Gracias a todos por los detalles en la puerta, en las exposiciones, en los rincones, en los pasillos, en la celebración de la Eucaristía, preparando los espacios, viniendo con vuestros hijos pequeños, estando aquí desde primera hora de la mañana… Nada hay más valioso que lo que uno es capaz de dar gratuitamente. Es lo más valioso porque no tiene precio, porque no hay medida para poder comprarlo, para adquirirlo. La vida no se compra ni se puede vender, la vida se regala. Todo trabajo merece un salario justo, pero la vida, la vida no tiene salario. La vida es un regalo y como tal debe darse, entregarse y gastarse. Eso es lo que al final de un día como el de hoy quiero compartir con todos vosotros. Esta noche antes de acostarme mi oración será por aquellos que no han venido… unos por estar enfermos, otros por dejadez, otros por olvido, otros por compromisos adquiridos, otros por no sentir, otros por pensar que no va con ellos, otros por… me da lo mismo. Pido por ellos para que sientan lo que yo he sentido, para que puedan sentirse igual parte de esta gran familia que es el Colegio Virgen del Carmen, parte de la Familia Carmelita. Tendremos nuestros fallos, nuestras faltas de compromiso, nuestros olvidos, nuestras indecisiones… pero estamos en el camino de conseguir que sea una familia donde cada uno desde su lugar empuje en la misma dirección: una sociedad más justa y fraterna que es el proyecto de Dios para este mundo. Para ello, todos los que formamos la comunidad educativa hemos decidido que la educación de un hombre y una mujer trasformados en Cristo, que vivan la fraternidad, que sientan una relación especial con Dios y que sepan ver y servir a los más pobres, sean los pilares de nuestra tarea de cada día. No sólo es tarea del profesorado, es también tarea de toda la comunidad educativa: pdres, alumnos, familia, sociedad, frailes, profesores, administrativos, porteros, limpieza… Todos empujando en una misma dirección: darse, servir, ofrecerse y amar al otro como hijo de Dios que es. Sé que suena precioso y todos nos apuntamos a ello. ¿Qué pasa pues que no funciona del todo bien? Primero no somos perfectos y segundo no vale con la intención o la voluntad, es necesaria la responsabilidad, la generosidad, la gratuidad y sobre todo ABRIR LOS OJOS para servir a los que tengo alrededor y me necesitan. No hay otra manera, no hay otra herramienta. La responsabilidad lleva preparación, formación permanente, el cambio de metodologías de trabajo, asumir las consecuencias de lo asumido… La voluntad es algo que cada uno debe saber dónde y cómo se encuentra. Esto esta inventado desde hace años: deber y poder. Las dos cosas son necesarias para intentar cambiar este mundo donde la caja registradora suena y suena, aunque parezca que no lleve nada dentro. Muchas cosas pasan por mi cabeza esta tarde después de una jornada interminable, una jornada de esperanza, de ilusión y de gozo. Una jornada de encuentro y también de repaso de compromisos, de implicaciones. Un año más el colegio Virgen del Carmen ha abierto sus puertas, a enseñado parte de sus entrañas para todos los que forman parte de su familia. Esto es lo importante y lo que va a dejar huella en los que hemos tenido la suerte de participar en el mismo. Los otros… eso fue una película…, mejor dicho, otra película.  

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