Samuel


Se llama Samuel y lleva una gorra roja, tiene granos en la cara y alguna cicatríz de golpes de su infancia. No está en el grupo. Lo van a buscar para que pueda conocerlo. Me saluda. No me quita ojo en todo el rato. Samuel está en un hogar de acogida en la ciudad de San Salvador. Me siento con todo el grupo un buen rato. El hogar lo regentan una religiosas mexicanas. Esta muy bien, sencillo, ordenado... un casa de monjas. Samuel juega de delantero. Le gusta el fútbol y es del Barça. Todos son del Barça menos dos. No quieren hablar pero si de futbol. Conocen Vila-real, saben mucho del futbol español. Me preguntan sobre futbol. Les hago una jugada de contrataque en un papel, se quedan boquiabiertos. Van al colegio. Cuando llego están tendiendo su uniforme, pantalon azul oscuro y camisa azul claro. Samuel no se quita la gorra, está pendiente de todo lo que hago. Alucinan cuando les digo que conozco a Arbeloa. Creen que es fácil conocer a alguien del futbol. Me preguntan cuanto cuesta una entrada. No se lo creen, es mucho dinero para ellos. Samuel me pregunta por 'el clasico'. Es el próximo Madrid-Barcelona. Aqui me cuentan que se para el país. Estoy un buen rato hablando con ellos. Me maravillo de su atención, de su interés por las cosas, de su respeto hacia alguien que llega como un intruso y se mete en su casa. Están descalzos, está lloviendo fuera, estamos en una terraza. Tienen que hacer sus tareas, las que hacen posible vivir en aquella casa ordenada, limpia, decorada con varios cuadros de Monseñor Romero... Me voy, no se nada de ninguno de ellos, pero quizá les han preguntado tantas veces las razones por las que están allí que no quiero ser uno más de los que preguntan. Están bien, les quieren, les ayudan a no estar en la calle, a salir de situaciones inimaginables. Me voy y pienso que son niños, adolescentes como los que vienen todos los días a mis clases, con otra historia, con otros problemas... pero con menos posbilidades. ¿Será por eso que atienden? Por cierto... ¿nos atreviamos a preguntarles a nuestros alumnos cuándo ven a sus padres, cuánto hablan con ellos? ¿Les preguntaríamos a nuestros adolescentes qué tomán los fines de semana, qué papeleras han roto una noche de fiesta...? ¿No? Pues eso. Niños y adolescenetes con kilometros de distancia a los que les gusta el fútbol, que siguen a un equipo, que tienen uniforme, que van al colegio a cinco minutos de su casa, que quieren jugar, que están descubriendo un mundo que no entienden... las posibilidades de unos y otros son las únicas diferencias. Se llama Samuel y lleva una gorra roja, tiene granos en la cara y alguna cicatríz de golpes de su infancia.

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