Vida religiosa y Navidad


Me cuesta un poco escribir sobre la vida religiosa, es decir, sobre mi condición de fraile. La vida religiosa creo que se caracteriza, podréis pensar que si no lo sé yo quien lo va a saber, por la manera singular de expresar el seguimiento de Jesucristo (vocación). Esta especial manera se resume en los votos: pobreza, obediencia y castidad. Yo los resumo con una palabra: desprendimiento. Romper cualquier atadura que pueda reducir en algo la respuesta a llamada de Dios. Renuncia explicita al dio-dinero que lleva al acumular, al tener. Nada de apego en ese sentido. Nada. Renuncia a la propia voluntad, a mis planes, a mis proyectos, a mis deseos de conseguir. Solo la voluntad de Dios debe guiar mi vida. Nada de exclusividades en la afectividad, disponibles en el amor a todos y todas, un amor generoso, entregado, sin límites, sin tiempos, sin cerrar puertas. Esta realidad tiene una expresión: la vida de comunidad, la fraternidad. Ni se elige a quien amar, ni se busca el tener y se atiende a las necesidades del hermano como guía de la las decisiones, como expresión de la voluntad de Dios. Quiero pedir disculpas por esta pobre definición de vida religiosa. Es la mía. Sé que falta lo fundamental: todo esto no es por mi, porque soy capaz de hacerlo o porque quiero un camino heroico… todo esto es por Cristo, el que me llama, al que sigo. Solo por Él es posible, sólo en El es realidad, sólo con El se persevera.
Una expresión de nuestra vocación es la Comunidad, la vida fraterna, esta debe hacerse muy presente durante estos días de Navidad. No es fácil, el trabajo en la parroquias lo complica todo un poco, esto también. Buscaré tener tiempo para ver y compartir con mis hermanos, los de mi familia. Comeré con ellos, quizá viaje unos días para poder encontrarme con ellos. Está bien, lo veo necesario y ellos necesitan de nuestra presencia, quizá (solo quizá) nosotros necesitamos de ellos. Pero, ¿pasaré momentos especiales con mi comunidad? ¿Hacemos algo especial en nuestra vida de comunidad para que se note que hay Navidad entre nosotros? Esta parte me preocupa. Creatividad de propuestas para la Navidad en grupos, en la familia, en los amigos… pero me falta creatividad para vivir la Navidad en la comunidad. No variamos el horario, no modificamos los símbolos de la capilla, no aumentamos el tiempo para estar juntos, no consideramos oportuno abrazarnos un poco más. Me siento responsable de ello en mi comunidad. ¿Tengo que insistir más? ¿Debo hacerlo?
La Navidad creo que debe ser un tiempo de mucha vida comunitaria, de mucha más fraternidad. Decoremos nuestros conventos, cantemos villancicos en nuestras capillas, aumentemos el tiempo de estar juntos, apaguemos el televisor, celebremos el nacimiento de un niño que ha cambiado nuestra vida para siempre. Estamos aquí, somos frailes por ello. No hay otra razón. Tenemos que mostrar al mundo, con nuestra vida fraterna que este es el proyecto de Dios para la humanidad. No un proyecto triste, sino alegre. No un proyecto escondido y con miedo, sino sin temor de dar testimonio de lo más grande: Dios solidario con el hombre y la mujer de este mundo al nacer y ser como uno de tantos.
Mi propuesta es estar, pasar tiempo con… Mi propuestas es mostrar, abrir la puerta para que vean, sientan y vivan… Mi propuesta es proponer, decir y hacer aquello que se esta perdiendo en nuestro mundo de la verdadera Navidad…. Mi propuesta es alegrarse, disponer los espacios para que la alegría rebose por cualquier rincón… ¡¡Pasen, siéntense, vean, disfruten, rían…. ES NAVIDAD!!

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