Llamados


Esta semana he estado trabajando un poco, mejor dicho reunido, sobre pastoral vocacional. Ha sido un encuentro interesante. Todos nos hemos planteado esta situación como fundamental en la dinámica de nuestras Congregaciones y Provincias. ¿Qué esta pasando con este tema? No lo sé, no hay camino de salida, por lo menos yo no lo veo a corto plazo. Varias cosas para aclarar mi pensamiento.
1. Vocación y 'vocaciones' siguen habiendo, y muchas. Conozco a un buen grupo de jóvenes que quieren hacer de su vida una respuesta a Jesucristo. El llama y ellos intentan responder, necesitan se acompañados. ¿Les ayudamos a conseguirlo? Eso son vocaciones, buenas vocaciones. Alguno añadiría, ¿pero no son frailes? La respuesta es muy fácil, ¿pasa algo por no serlo si siguen a Jesucristo? Vocaciones hay, personas con sentido vocacional en su vida hay… La primera opción es que tenemos que acompañarlos los que sabemos de que va eso de responder. ¿Lo sabemos?
2. En el mundo de hoy, la sociedad en que vivimos, no conocen nuestra identidad. No saben, muchos de los jóvenes de nuestro mundo, qué somos. No tienen ni idea de lo que es la vida religiosa, lo que supone vivir en comunidad, hacer una opción de vida concreta en una dimensión carismática.... Quizá serían capaces de describir la vocación sacerdotal, pero la vida religiosa masculina muy poco. La femenina algo más. Complicado que surjan vocaciones si no conocen nuestra vida. Este segundo punto de reflexión todavía se complica más si lo que conocen la desfigura un poco: solo conocen nuestra dimensión sacerdotal o nuestra parte del trabajo (profesores, trabajadores sociales, gestores…). Tenemos dos identidades a mostrar: la de seguidores de Jesucristo y la carmelita. No debe haber la una sin la otra. No podemos cargar las tintas en la carmelita vaciándola del ‘vivir en obsequio de Jesucristo’ de nuestra Regla. Pero nosotros debemos proponer la primera con el matiz del carisma (don de Dios) que mueve nuestra vida.
3. La distancia que existe entre la ‘iglesiaoficial’ y la ‘iglesiareal’ cada vez es mayor en formas, lenguajes, propuestas... Tengo que aclarar que la primera también es real, yo siento que es parte de la Iglesia, es más, una parte muy importante. En la segunda es dónde se está haciendo permanentemente la pregunta y la respuesta, el planteamiento vocacional de la vida. La primera ha dado la respuesta y parece que sólo puede ser de esa manera como se debe dar. Creo que no es así. Dar la respuesta, seguir a Jesucristo, hacer de la vida un proyecto de respuesta no tiene porque ser como la que dan los hermanos de la ‘iglesiaoficial’. Se pude dar, y se da en muchas ocasiones, respuesta a Jesucristo sin incienso, si mitra, sin ‘ritualismo’, sin espiritualismos, sin estar ‘fuera’ de la sociedad… La ‘iglesiareal’ de la que hablo, mucho más numerosa y desconocida, tiene un poco de miedo a ser identificada con la otra, o de no estar en el camino correcto al estar lejos de la respuesta de la ‘oficial’. El seguir a Jesucristo es un proyecto personal, de respuesta personal y de opción de vida concreto, donde El que siempre es fiel al contrato va marcando las pautas, nunca otros.
4. La llamada se escucha en el interior, en la vida de cada uno pero la pregunta se transmiten a través de nosotros. La pregunta que siempre nos hemos hecho y que no conseguimos hacer de ella el centro de nuestra revisión de vida es sobre la manera en qué estamos viviendo nuestra vocación. La autenticidad de vida, la referencia a la Palabra en la toma de decisiones, la disponibilidad de medios que tenemos como propuesta de desprendimiento y pobreza, la entrega total de nuestra vida en Cristo, la apertura de la comunidad como imagen de la acogida a los que ‘están cansados y agobiados’... tienen que ser signos claros y evidentes de un proyecto de vida distinto. Dos señales claras, propuestas por Cristo a todos los que quieren seguirle, deben ‘colorear’ lo que somos y hacemos: ‘no tengáis miedo’ y ‘estad alegres’. Nuestras comunidades y nuestro proyecto de vida personal (¿Debe existir y hemos optado por la disolución del mismo en el comunitario?) deben estar dispuestas a lanzarse al vacío en proyectos de riesgo, de frontera con los más necesitados, de apertura aunque parezca que se ‘pierde’ la seguridad y el calor de la mesa camilla. El segundo de los signos es la alegría que da haber descubierto al que llena la vida de una manera definitiva y total. Alegres y sin miedo. Abandonados en sus manos y sin mirar atrás. Despojo e intemperie. La seguridad la da El, el éxito lo da El.

Creo que continuará.

Comentarios

merleta ha dicho que…
Me parecen unas reflexiones muy interesantes y necesarias. Para tomar buenas decicisiones se ha de tener claro el tema del que se trata y la realidad en que se vive. El testimonio es vital y sólo el ejemplo mueve de verdad los corazones. Hay que confiar en Él poniendo todo de nuestra parte.
Anónimo ha dicho que…
Yo creo que la clave es "no tengais miedo" y "estad alegres". Hay mucho miedo y eso se capta desde fuera y además hay poca gente del clero alegre, más bien hay mucha cara de perro. Pero muchíiiiisima. Entonces así no se transmite nada atractivo. La gente eso lo capta. Hay iglesias llenas e iglesias vacias. Hay curas que no hay quien los aguante y otros que llevan un gran rebaño detrás...por algo será. A la gente joven no se le capta con la imagen actual de la Iglesia. Pero no obstante, si Dios es el que llama....por algo no llamará....alomejor quiere llegar a la crisis total de su Iglesia para renovarla desde cero, para que esto de un vuelco y cambie de una vez por todas...La Iglesia no va a desaparecer, pero esta iglesia...es posible.
Cortinitas

Entradas populares de este blog

Grito de paz en medio del grito de los inocentes.

El dolor de la víctimas

Dolor compartido