Cartas al Niño Jesús

Una amiga me ha mandado un power point de esos que se van mandando de aquí para allá. Creo que ya lo había recibido hace tiempo. Tengo un hermano que me manda cinco o seis cada día. He viajado a Egipto varias veces con ellos y he pasado por Capadocia varias veces. Muchas veces no me da tiempo de ver las fotos, casi nunca escucho la música de los mismos en su totalidad. Está muy bien compartir todas estas cosas pero también hay que comprender que no se pueden ver todos. Los buzones de correo se llenan de esas cosas. Ya me estoy alejando del tema en cuestión. Mi amiga se va creer que es una regañina a ella. Al contrario. Me ha encantado poder ver con tranquilidad el que me ha hecho llegar. Eran pequeños trozos de cartas al niño Jesús de alumnos de un colegio italiano. La mayoría eran muy personales agradeciendo incluso las novias que Dios les había puesto en su vida. Gracias por enviarlo. Me gustaría poder colgarlo aquí pero no sé muy como se hace.
Quiero compartir con vosotros dos pequeños trozos de esas cartas que el power presentaba. ‘Querido Niño Jesús: a veces pienso en ti aunque no esté rezando’ (Ricardo). Maravilloso. Esa es la clave. La presencia de Jesucristo, la fe no es algo que afecta solo a la capilla. Él debe estar presente cada segundo de nuestra vida. Es un salto cualitativo a la hora de vivir nuestra fe. No reduzcamos a Jesucristo a la capilla, a los sacramentos, a la liturgia, al incienso. Pensar, sentir, gozar, ver, apreciar… a Jesús en la calle, en la comunidad, en los vecinos, en los pobres, en los ricos, en el trabajo, en el viaje… Un proyecto de vida por, con y en Cristo.
La segunda de las cartas que quiero reproducir era de Nora: ‘Querido Niño Jesús: ya no he vuelto a sentirme sola desde que descubrí que existes’. Sin comentarios.

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