Onda, donde vivo




Onda es el pueblo donde vivo. Tengo que decir que soy una persona con suerte. Es un gran pueblo. Estoy contento. Vengo de vivir en un pueblo más grande, he estado allí durante 18 años. Ha sido una experiencia inolvidable. En Vila-real ha vivido más tiempo que ningún otro sitio, casi la mitad de mi vida: 24 años, en dos etapas diferentes. Me costó aceptar que tenía que salir. La parte de la obediencia fue fácil. El desprenderme de apegos, de maneras de entender mi vida y del lugar fue más complicado. 

Onda es especial. Es un pueblo maravilloso. Tengo la suerte de vivir a las afueras, casi casi en el campo, esto significa vivir en la montaña, el pueblo está al lado de la montaña. En Onda comienza la Sierra Espadán. Una montaña llena de vegetación mediterránea. Montaña desde la cual se ve el mar. Una montaña surcada por multitud de caminos que la llenan de vida permanentemente, mujeres y hombres que suben al Monti Mayor y al Monti Menor, que dan una vuelta por la montaña, que suben por un sitio y bajan por otro, que quedan para andar... Este paraíso forma y es parte del pueblo que me acoge. 

No solo es montaña, es una pueblo industrial, lleno de empresas, lleno de lugares donde el trabajo bien hecho se reconoce en todos los lugares del mundo. No tiene solo una empresa conocida y famosa, tiene muchas empresas importantes. Esto lo ha convertido en lugar de encuentro de personas de procedencia diversa. Migrantes del interior de nuestro país que ahora ya son de Onda. Migrantes de otros países que se han integrado y que se sienten ondenses. Es un pueblo que da trabajo, sustento, a muchas familias y que no pregunta de dónde eres o de dónde vienes sino que acoge y facilita que se queden en él, sólo hay que desearlo. Este trabajo gira alrededor del azulejo, de la cerámica... algo de la tierra que es elaborado por el hombre y que necesita manos y corazón para que sea una gran producto, y lo es. 

Es un pueblo que no se conforma con cualquier Patrón, ha elegido a los mejores. Nuestro Santísimo Salvador, con una ermita a las afueras para que pueda ser visitado con sosiego, para que acercarte a Él sea parte del camino de la vida. La patrona es Nuestra Señora de la Esperanza, la Virgen María, que da nombre a una santuario siempre abierto para una oración, para un plegaría. Los patrones son la Virgen María y nuestro Señor, casi nada. No hay dos sin tres, San Roque es el tercero, humilde y sencillo. 

El castillo, alrededor del cual la población se ha ido asentando a lo largo de los años, es un gran castillo. Es conocido como el castillo de las 'trescientas torres', que se dice rápido. Un gran monumento, cuidado y querido tanto por el Ayuntamiento como por los ciudadanos, lugar de visita y encuentro cultural. Tanto es así que Onda ha sido y es pueblo de convivencia de 'las tres culturas' desde siempre, lo fue de manera importante en un tiempo dejando sus huellas cada una de ellas en sus calles y rincones, y lo sigue siendo ahora. 

Entre todas estas cosas, lugares, empresas, caminos y paisajes... sus gentes, esas personas que saben acoger y acompañar, que pese a todo luchan y se implican en hacer mejor su pueblo y la vida de los que llegamos a él. Gracias. 

(Quiero escribir esto hoy por nuestra situación en el tema de la pandemia, del COVID... estamos mal, muchos están contagiados... pero ni Onda, ni mucho menos los ondenses que vivimos en aquí, somos culpables. El culpable de esto es el virus, no lo olvidemos) 

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