Todo comenzó con una promesa. Una promesa que se hace realidad, el que la hace es fiel, no falla, siempre la cumple. Es la promesa de un Niño, de un ‘brote nuevo’ en el tronco viejo de la historia, de Alguien que nacido de mujer cambiará el mundo. Es pequeño, anunciado por los profetas al pueblo cada vez va tomando más fuerza, más importancia. Es nuevo lo que se promete, la justicia se hará realidad y el Encuentro imposible será vida, las señales que hay en nuestra realidad que muestran la ausencia de Dios cambiarán. Todo será nuevo, diferente. Esta promesa sólo necesita de nosotros la aceptación, la espera y la mirada. Es una promesa de Él, de quien ama profundamente a la humanidad, no puede causar daño lo prometido por el Amor. El protagonista es Él, sólo Él. La acogemos con gozo, sabemos de su fidelidad eterna, de su misericordia entrañable y de lo mucho que nos conoce y ama. Desde el momento de nuestra acogida comienza la espera. Es una espera de cierta inquietud, de movimient...
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