Encuentros con el Rey

Tapiz formado el el II Campo de Trabajo
'Muchachos..' 
Uno de las experiencias más gratificantes en las que he participado estos últimos años de mi vida ha sido el poder formar parte del Campo de Trabajo JuCar Región Ibérica que se realiza en la Obra Social de la parroquia del Carmen de Zaragoza. Es una manera de abrir lo carmelita, la espiritualidad de la Orden que acompaña mi seguimiento de Jesucristo, a los jóvenes que desean experimentar la búsqueda de Dios de otra manera. Ellos lo expresan de una manera excepcional cuando pasan por él, han sentido algo que no sentían, ven algo que les costaba ver, ha cambiado mi vida…

Os dejo un artículo que he escrito con Francisco Javier Bernabeu que ha acompañado casi todos los Campos de Trabajo que he vivido. Lo público hoy por ser un día especial, al final de la semana de Nadie sin hogar-Nadie sin salud, cuando se proclama en la liturgia de la Iglesia que Cristo es Rey… ¿Trono? La cruz. ¿Propuesta? La entrega generosa. ¿Presencia? El pobre, el último. ¿Tarea? Darse, amar, servir… Un rey tan diferente que no antes de pedir la vida de sus ‘súbditos’, la los que llama amigos, la da, la entrega, la reparte, la da a ‘comulgar’ para que tengamos vida eterna… es decir, ser felices. 

'El Carmen'

Hace siete años que comenzamos el Campo de Trabajo JuCar durante el mes de agosto. Quiero escribir algo sobre ello para la conmemoración de los 25 años de JuCar, para que quede constancia de este ‘hijo pequeño’ de la Familia Carmelita Joven que es JuCar.
Compartir, la tarde, la Palabra, el Encuentro...
En primer lugar es una experiencia de vida carmelita. Durante quince días de agosto un grupo de jóvenes vinculados a JuCar formamos parte de una pequeña comunidad de vida donde se intenta descubrir la presencia de Dios. Todos los que durante estos siete años han pasado por la casa de Miralbueno, Aires Nuevos, en Zaragoza han venido como buscadores de Dios, auténticos aventureros del Carmelo. Hombres y mujeres que desde JuCar quieren encontrarse con Dios y deciden vivir intensamente durante quince días para poder vivir esa experiencia trasformadora en su vida.
El Campo de Trabajo les ofrece tres herramientas fundamentales. La primera vivir juntos, compartir y sentirse hermanos. La responsabilidad de hacer para, vivir con, sentir en… con otros como ellos pero diferentes en caminos, tiempos y propuestas, convierte a los participantes en auténticos hermanos. Hay que hacer la cena, limpiar los baños, escuchar las propuestas, aguantar los ronquidos, planificar el horario, fregar voluntariamente… en definitiva llenar de vida fraterna el tiempo que se comparte en un espacio común para intentar descubrir en el rostro del otro, que es como yo, el rostro de Dios y hacerlo sirviendo y dándose. Es el pilar y la herramienta de la fraternidad como cauce que facilite el encuentro con Cristo.

Cinco minutos y abrimos... 'Padre nuestro...'
El segundo de lo pilares de búsqueda o herramienta de búsqueda es el servicio. Es la que les ha convocado a la mayoría de ellos estos siete años. Ha sido la que ha atraído hasta la Obra Social de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen a más de cien jóvenes. Siete grupos que han adquirido el compromiso de abrir el Comedor social de dicha Obra. Más de cien personas cada día se acercan para comer un plato de comida caliente. Personas como tú y como yo, como los jóvenes que del 1 al 15 de agosto han preparado la mesa, cocinado, arreglado, sonreído, acogido, servido… comida caliente para todos ellos. Este compromiso, adquirido por JuCar, ha posibilitado abrir el comedor. Servir a los demás, estar con ellos, sonreír, llamar por su nombre, ser generosos en el servir, fregar cacharros con cariño, poner la mesa con delicadeza, preguntar por la salud… han sido los detalles que han posibilitado en muchas ocasiones percibir pequeños rayos de luz, pequeñas huellas de la presencia del Deseado… Esta herramienta del servicio se ha completado con pequeñas experiencias en Casa Abierta, en el Centro de rehabilitación de alcohol, en el trabajo con niños acogidos en los pisos para familias necesitadas o en los centros de mujer con necesidad de techo y cobijo. Momentos de tensión, de sudor, de dudas, de incomprensiones, de certezas, de radicalidad, de risas, de bailes, de abrazos… que esponjan el corazón para que sea Él, y sólo Él, el que pellizque, el que se haga presente, el que te encuentre… ‘¡¡que ilusos!! pensábamos que éramos nosotros los que le íbamos a encontrar’ El servicio desinteresado, generoso y sin distinción de personas ha hecho posible en muchos casos que algo se mueva por dentro y que se comience a mirar con los ojos de Dios lo que nos rodea y a sentirse mirados por los ojos de Dios en la ternura o agradecimiento de la mirada de otros, iguales a nosotros, pero que buscan un plato de comida caliente y una sonrisa que les quite el polvo de la dignidad escondida o ensuciada por la injusticia de este mundo.
Preparados para acoger, tomar un café y compartir la vida
La oración es el tercer pilar o herramienta para llevar en profundidad esa búsqueda deseada. Sin intimidad con Él, sin escucha de su Palabra, sin celebración de la fe, sin la profundidad de lo simbólico, sin el silencio de la mañana o de la tarde debajo de un manzano o sentado en el césped contemplando el atardecer es muy difícil que el encuentro buscado y deseado se produzca. La experiencia de la fraternidad o del servicio sin el barniz de la oración es menos. Es a Él a quien deben dirigirse las preguntas, dónde buscar las respuestas, con quien sentir el deseo de transformación interior que nos llevará a ser hombres nuevos. Así durante estos siete años ha sido su Palabra la que nos ha convocado y ha resonado en el corazón de los que hemos participado en el Campo de Trabajo. ‘Dadles vosotros de comer’, ¿Dónde te vimos, Señor? ‘El pan cotidiano danósle hoy’. ‘Muchachos, ¿tenéis pescado?’.‘En Ti el huérfano encuentra compasión’ ‘y vosotros, ¿quién decís que soy yo?’‘¿Quién es mi prójimo?’ … Auténticos versículos que mueven corazones, que exigen compromisos, que no dejan indiferentes, que motivan respuesta. No es ante los otros, ni ante uno mismo mirándose al espejo, es ante Él ante quien hay que responder la pregunta ineludible: ¿A quién buscáis? Encuentro personal en Cristo, cara a cara con Jesús de Nazaret que transforma.
La Eucaristía... Comensalidad, mesa de Vida
Durante estos años hemos tenido muchas respuestas a esa transformación en Cristo que los que hemos participado en el Campo de Trabajo hemos tenido la suerte de vivir, pero queremos compartir con todos vosotros una de ellas. Uno de los que participaron en él nos dijo al volver a su ciudad que los veía, ‘los veo, David, estaban ahí y no los veía. Ahora los veo todos los días, los veo, me paro si puedo, les sonrío… están en los bancos, en los parques, en las esquinas. Estaban antes también, ahora los veo’.
Podíamos haberlo resumido en algo muy sencillo… ‘Cuando a uno de estos mis pequeños… a mi me lo hicisteis’

Francisco J. Bernabeu.
David Oliver. 

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