Inolvidables, preguntas y gracias


A veces tenemos la suerte de vivir situaciones que son inolvidables. Algunas las he vivido estas últimas semanas. Semanas muy muy intensas, momentos que guardaré para mi durante mucho tiempo. Quería compartirlos con los que os acercáis a esta rueda de molino, a este dar vueltas y vueltas a aquello que vivo y soy.


El día 1 celebramos en los colegios Virgen del Carmen de Onda y Vila-real el día Carmelita. Queremos que sea un día de fiesta, un día de alegría, un día para crear identidad carmelita y conocimiento de la Orden. Inolvidable ver el patio del colegio de Onda, también pasó en Vila-real, lleno de niños, familias, jóvenes, profesores, trabajadores del colegio. Apretados, juntos, cantando, disfrutando, rezando, dando gracias… ¿Qué tenemos que hacer para que todos aquellos que están dormidos, lejos estando en medio, fríos y al lado del fuego se apunten a este proyecto educativo, al cambio de horizontes y de perspectiva? Gracias a todos los que os implicáis, Dios os bendiga.


El último fin de semana de septiembre viví en Málaga un encuentro de monitores JuCar (Juventud Carmelita). Se centró todo el encuentro en profundizar en la Eucaristía. Estructura, vida, pilar, experiencia de encuentro… Viva, necesaria, joven, actual, comunidad, fundamento. Miles de palabras que se hicieron presentes en la celebración del domingo. De esta experiencia me surge una pregunta. ¿Por qué teniendo una realidad de más de cien jóvenes adultos en la Familia Carmelita en la Región Ibérica no dedican nuestros superiores y superioras una o dos personas liberadas para que se dediquen por completo a acompañar, formar y dar consistencia a esta realidad nacida del Espíritu? Gracias a la comunidad de Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón que nos acogió y los profesores y ‘catequistas’ JuCar que lo prepararon.

Un jueves cada quince días es día de taller en el Albergue Municipal de Castellón. Tengo la suerte de encontrarme con amigos, con asiduos al taller y de poder vivirlo, prepararlo y hacerlo con una gran amiga. Es una tarea maravillosa poder ayudar a crear un espacio para que los que participamos en él podamos compartir sentimientos. Es el tercer año, este año se llama ‘momentos’. Es maravilloso y único abrir el corazón para que otro escuche, lo pueda conocer… Al prepararlo pienso en cómo hacerlo, qué proponer, qué tiempos dedicar cada parte… ¿No sería mejor pensar en que voy a dar de mi, en qué voy a regalar para el otro, en dejarme tocar por él…? Gracias a todos lo que participáis en el taller.
Una ventana nueva que se abre en la vida del colegio. Una ventana para que los alumnos miren más adentro, más profundo, más al fondo… No es fácil abrir una ventana y menos si genera trabajo. Agradezco a los que empujan, a los que hacen posible que algo nuevo nazca, algo con posibilidades de ser incorporado a la propuesta anual de vida del centro. Ha sido inolvidable, ha sido algo único. Alguien dijo que era como un campamento de JuCar vivido en dos días. Además hemos mostrado a todos que es posible trabajar conjuntamente con los monitores JuCar en el colegio, que es posible organizar algo desde el equipo de religión… ¿Por qué no dedicar personas, medios, recursos, tiempo, herramientas para esta propuesta educativa sin libros, pero con encuentros, sin razones pero con sentimientos…? ¿Qué es más necesario esto o cambiar unas ventanas? Estoy seguro que hace más por la formación de un hombre y una mujer con recursos y espíritu crítico que algunas de las horas de pupitre y explicación magistral… Gracias ‘equipo’, el que lo permitió y el que lo realizó.


No tengo foto para publicar pero si una gran huella en el corazón. Mucho esfuerzo, mucha dedicación, mucha entrega, mucha generosidad… Nos hemos reunido el grupo estratégico del colegio, somos dieciocho personas… queremos diseñar juntos el futuro de nuestros centros, el futuro de nuestra propuesta educativa… identidad, pastoral, innovación, economía, comunicación… Pilares para crecer, pilares sobre los que asentar el futuro y las decisiones que nos lleven a él. ¿Verdaderamente somos tan necesarios los frailes para este proyecto? ¿Es nuestra tarea dirigir o sería mejor acompañar procesos de maduración en la fe de los miembros de la comunidad educativa y que un profesional con toda la autoridad del mundo dirigiera los centros? Creo que estamos en ello… Gracias a todos los que formáis parte de este equipo, por estar, por ser, por dar. 

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