pasaLAPALABRA

Creo que la Pascua comenzó a adquirir
el verdadero sentido entonces. Descubrí que la todas las palabras que habíamos
escuchado los sesenta jóvenes durante tres días se resumían en la necesidad de
responder, de aceptar resucitar con Él, de seguir buscándole por los caminos de
la Galilea de
la vida, del cada día, en la reconstrucción de lo que somos y hacemos desde su
propuesta, desde su Palabra que pasa y nos cuestiona… La clave estaba detrás de
esa pregunta, estaba en Él, que nos llama, que me llama. Él no está en los sepulcros sino en los
jardines, en las montañas, en los pupitres, en las calles de nuestro mundo… Sin
pausa volví a releer las palabras de la vida y las que Él fue poniendo en mi
boca estos días. Todas ellas comenzaron a tener otro sentido y otra
profundidad.

Nuestro silencio y retiro de la noche de Viernes Santo ya no da paso a la desesperanza o la soledad, ese silencio se convierte en contemplativo de una realidad donde vivir el compromiso…La alegría del encuentro, del ‘no está aquí ha resucitado’, deja la manos limpias, vacías del barro del dolor, del pecado…
Esta mañana de domingo comencé a
releer esta propuesta que me había traído a celebrar una Pascua con otros más
jóvenes que yo. La Palabra
pasa, pasa de una manera definitiva y es Él quien la pone en mi boca. Ya no
había pesadez, había desaparecido el miedo,
la alegría llenaba cada rincón de mi
vida, de lo que soy… Algo resonaba y resonaba en mi corazón: el esplendor del
Rey y Señor destruyó las tinieblas del mundo. El eco de un coro de unos sesenta
jóvenes hacía resonar una y otra vez de manera definitiva el paso de La Palabra : ¡¡¡ALELUYA,
ALELUYA!!! HA RESUCITADO… ES EL SEÑOR.
Volví a escuchar la pregunta
mientras regresábamos cada uno a nuestra Galilea: ¿Me quieres seguir?... En ello estamos, Señor, respondí, haz de mi
lo que quieras.
Dinámica de la Pascua. Los tres días, comenzamos el jueves con la comida hasta el domingo a media
mañana, han girado con la dinámica inspirada en el concurso televisivo de
Pasapalabra. En la reflexión, la celebración y las actividades se ofrecían palabras
que procedían de la vida, de lo cotidiano, de la sociedad y palabras que procedían
del Dios, de Jesús. Este era el hilo conductor de la vida en la Pascua Juvenil. También
hay que aclarar que no hacemos un Vía Crucis tradicional de estaciones sino que
todo el viernes y parte del jueves y sábado es lo que llamamos Día Crucis, con
lo cual las distintas actividades y celebraciones se convierten en estaciones. Este
año ha estado marcado el Día Crucis por las tres caídas que se rezan en un Vía
Crucies tradicional.
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