Un acontecimiento único de ENCUENTRO



Las acontecimientos de la vida, a la luz de la Palabra y vividos como únicos, significativos y transformantes se convierten en lugares privilegiados de ENCUENTRO con Dios. Esta pequeña frase se podría aplicar, de una u otra manera, para explicar lo que es un sacramento. La suelo usar en mis clases de religión. Faltaría añadir una referencia a la comunidad y al Espíritu Santo… lo sé, son importantes las dos cosas y no debo olvidarlas.
Quiero escribir una líneas sobre un acontecimiento que vamos a celebrar dentro de pocos días, digo vamos porque me siento parte del mismo y cerca de sus verdaderos protagonistas a la vez que contagiado por la alegría y el gozo que los envuelve estos días. Este acontecimiento de la vida de unas cuantas personas, que ya no son solos sino que son familia, es el concierto para conmemorar los veinticinco años del grupo Karmel. Es algo único. Es muy complicado y difícil, por lo tanto una gracia de Dios, que un grupo de música religiosa alcance los veinticinco años de propuesta. No es poco tiempo, es mucho tiempo. Es también singular, no todos los días lo pueden celebrar (es obvio). Será el día 19 en dos sesiones, en dos conciertos. Es un acontecimiento transformante, que mueve las entrañas para ser diferente, que no deja fríos o ausentes. Después de esta efemérides uno se plantea de otra manera, como mínimo, la importancia de la perseverancia en las cosas. Este aniversario que os comento está una y otra vez iluminado, rebozado, esculpido y dirigido por la Palabra.La Palabra se hizo carne…’, dice el evangelista, y en este caso ‘se hace música’, se ha hecho música durante veinticinco años. Una música refinada, que acerca la Palabra, la mima, la ofrece y la lanza al viento para ser recogida, tarareada, sentida por aquel que la contempla, no sólo que la escucha para que mueva a corazón a la respuesta, al Encuentro.  
El acontecimiento, creo yo, no es sólo el concierto, el momento puntual de la actuación y la acción de gracias por tanto don, por tanto tiempo, por tanto Amigo, por tanta Presencia. El verdadero acontecimiento son los veinticinco años y aquí es donde entra el Espíritu Santo. Sin su presencia, sin su don, sin su sabiduría, sin su prudencia, sin su paz, sin su discernimiento… algunos momentos de crisis hubieran supuesto el final. Los veinticinco años y la perseverancia que muestran son signo claro y manifiesto del Espíritu Santo.
La comunidad formó el grupo, la comunidad lo ha ido manteniendo, la comunidad ha dado y recibido mucho de él, la comunidad y los más necesitados serán los beneficiados por este acontecimiento. Ellos, los últimos, los que se acerquen a los despachos de Cáritas interparroquial de Vila-real y al Albergue de Castellón serán los que reciban el donativo de la entrada. La comunidad, y los más necesitados de ella, son los que tienen el mejor sitio reservado para este acontecimiento.
Quiero terminar esta pequeña reflexión como se terminan todos los sacramentos, dando gracias. Gracias a Dios por todos los que han formado parte de Karmel y especialmente por los que forman ahora el grupo. Gracias, Señor, por haber puesto en el corazón de todos ellos la semilla de la música para anunciarte, sigue regándola muchos años, sigue para que el sonido de tu Palabra se convierta en melodía a través de ellos que mueva los corazones de aquellos que te escuchen y escuchemos a través de sus notas, melodías y propuestas. Gracias, Señor.
Yo no lo dudo que es un momento privilegiado de encuentro con Dios.  


Comentarios

Entradas populares de este blog

Grito de paz en medio del grito de los inocentes.

Dolor compartido

El dolor de la víctimas