Día escolar de la no-violencia y la paz



(Reflexión para la tutoría mensual de pastoral del colegio)

Una de las características del Renio de Dios que anuncia Jesús de Nazaret es la fundamentación de las relaciones humanas en los valores de la justicia y la paz. Es muy complicado que se puedan dar relaciones de paz sin la justicia y una relación de justicia siempre es hacedora de paz.

La paz de Jesucristo es mucho más que la ausencia de guerra. ‘La paz esté con vosotros…’ es de encuentro, de comunidad, de fraternidad. Al establecerse una relación con la justicia, la paz se convierte en un ejercicio de lucha y compromiso por mejorar el orden social y las relaciones entre los hombres, la igualdad en derechos y dignidad entre ellos, la superación de estructuras injustas… La paz deja de ser algo pasivo para convertirse en algo que debe construirse y ser artífices de ella. Debemos ser caminantes en la construcción de la paz, no podemos quedarnos quietos… Escucharle caminando y construyendo un mundo más justo para que la alegría, el sosiego y el encuentro de la paz se haga realidad.

Debemos mirar a nuestro alrededor con ojos de paz para cambiar esa realidad en una realidad más justa y pacífica. Mirar con el objetivo de cambiar aquello que genera conflicto entre los hombres, aquello que ningunea la dignidad de todo ser humano. Mirar lo que nos rodea con ‘las gafas de la paz’ posibilitará descubrir al otro, al hermano, como necesitado de paz y justicia, como compañero de camino en la construcción de un mundo más fraterno, sin conflictos.

La música es un medio de relación y de comunicación cultural entre los hombres y mujeres de este mundo. Instrumento que hace que tengamos un mismo ritmo, una misma melodía… La música es un medio de encuentro y de expresión de valores, contagiador de ritmos y movimientos, tanto con las melodías como con las letras que en algunos casos completan dicha expresión artística. Cantar juntos, escuchar juntos, sentir juntos una buena música, una melodía, una canción lima diferencias, produce encuentros, facilita relaciones de iguales… Mover los pies al unísono, al ritmo de melodías que no dejan indiferentes. Al ser una expresión cultural la hace propiamente humana. La paz y la justicia, la vivencia de un mundo más fraterno, ser colaboradores de la construcción del Reino nos hace proponer otros ritmos, otras melodías, otras expresiones de encuentro… entre los hombres y mujeres de este mundo. ¡¡No dejemos de cantar y bailar la melodía de la paz, del encuentro, de la reconciliación, de la justicia!! No hay otros intérpretes que nosotros. 

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