El viento


Tenemos un viento increíble. Los cristales de las ventanas protestan permanentemente por los empujones que reciben. En casa de mi hermana la otra tarde alguien, seguramente este mismo viento, estaba barriendo la terraza y tenía tantas ganas de dejarla limpia que casi se lleva la mesa de mármol. Los árboles de la avenida no dejan de susurrar y susurrar, se están quedando afónicos. Las esquinas se convierten en sorpresas que hacen exclamar a los viandantes cualquier palabra que rime con moño para manifestar la sorpresa ante la ráfaga de las ‘orejas de Javier en movimiento’, como lo llamábamos en el colegio. Le encanta vivir fuera. Le encanta la calle y lleva unos días que no para, de arriba abajo, de derecha a izquierda. Todo hace ruido a su paso, nada puede permanecer quieto a su lado. Qué tendrá el viento, qué tendrá…
¿De dónde ha salido? ¿De dónde viene de repente tanto viento? En Zaragoza y sus alrededores, donde viví, le llaman cierzo. ¿Pero de dónde viene y cómo se llama el de aquí? No lo sé pero una amiga profesora me ha dicho que el otro día una alumna se lo contó. La alumna en cuestión se le acercó y le dijo que ella sabía como se llamaba este viento. Mi amiga puso sus ojos de sorpresa y se acercó a la niña a preguntarle cómo lo sabía. La alumna buscó rápidamente la mejor referencia de autoridad que encontró, que no es otra que la verdad de las cosas y le dijo que se lo había dicho su madre. La profesora, mi amiga, realizó la pregunta que todos hubiéramos hecho en ese momento abriendo cada sentido para ver el grado de conocimiento de la niña. Esa alumna aventajada y con voz firme pronunció el nombre del viento que estos días azota las calles de su pueblo, que hace hablar los árboles de su jardín, que golpea los cristales para llenar el vacío de las casas: ‘El viento se llama Severiano, que me lo ha dicho mi madre’.
Este viento del norte tiene un precioso nombre que hace honor a su lugar de procedencia: Severia. La niña no añadió ningún apellido, todavía no conoce a la madre y el padre que parió al viento.  

Comentarios

merleta ha dicho que…
Muy gracioso el nombre, pero el viento ya podría irse por donde ha venido, ¿no?. Tápate que sopla como si viniera de Siberia.

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