Amigo/a


Todos años uno de los temas de mi asignatura tiene una parte que es la amistad. No es fácil. ¿Cuántos amigos tengo? ¿Amigos, amigos?. No lo sé. Siempre les digo que los amigos de verdad son pocos. ¿Cómo debo cultivar y cuidar una amistad? Es una de las preguntas preferidas de mis exámenes sobre ese tema. No sé que contestar. Menos mal que mis alumnos no leen mucho y menos esta ventana.

La rueda de molino no para de dar vueltas sobre esto. ¿Qué pasa cuando vas al huerto a cultivar y cuidar a los amigos y pisas a uno de tus amigos? Es amigo y no se queja, está bien cimentado en la tierra y no muestra aparentemente ningún daño. ¿Qué hacer? Creo que solo hay una manera de cultivar y cuidar: volver al huerto, atender, enderezar, curar la herida.... Volver a empezar. De nuevo una caricia, de nuevo un ‘por favor’, de nuevo un detalle, de nuevo una escucha necesaria, de nuevo tener cuidado de no arrollar.

¿Dónde tenía los ojos que no te ví?

Bajé a mi huerto de la amistad y…

creí que estaba todo hecho y no te atendí,

te creía satisfecho y pasé de ti,

te sentía cerca y eras tú quien me necesitaba,

te veía contento y era una careta que no descubrí,

te reías conmigo y era sólo por mi, para hacerme feliz,

te vi alegre y llorabas por dentro,

asentías con tu cabeza y estabas lejos de mi alegría,

Alegría de viernes por la tarde,

alegría de encuentro,

alegría de fe,

alegría de amigos,

alegría de recuerdos,

alegría de estar contigo,

alegría de juntos.

Alegría que cegó la realidad.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Amigo fiel, amigo.
Si de verdad lo soy
puedes contar conmigo.

Más no me pises fuerte
que siendo cactus fino
fieras y crueles púas
pueden acabar contigo.

Pero si así ocurriese
por tu peso también muero
y escondo las púas
y por ti ni me muevo.

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