AMIGO

Te fuiste sin despedirte.
¡¡Eso piensan todos!! Quizá tú también lo pienses.
No te fuiste. Estás aquí en cada pensamiento, en cada segundo, en cada música, en cada libro, en el último versículo leído, en la tarea que voy a comenzar y en la que terminé ayer. Estás, estuviste, estarás siempre, sigues sugiriendo compromisos, animando miedos, ilusionando proyectos, mirando con cariño, felicitando éxitos… y alegrando encuentros en la cafetería de la calle de al lado de una ciudad cualquiera. ‘¿Un cafecito?’ ‘Pues claro’, contestaré.
Eso piensan todos, que te fuiste. No es verdad, ya no estás para abrazarte, pero no te fuiste. ¿Acaso alguien ha escuchado tu despedida de siempre: ‘adiós, adiós, adiós…’? Yo no lo escuché, sigo intentando estar en silencio para escucharla y no lo descubro.
Juntos iniciamos una aventura maravillosa en la ciudad que te ha acogido desde siempre, y ahora para siempre, en sus entrañas… no ha terminado, no es verdad… la aventura sigue. Tú vas delante, optimista y realista al mismo tiempo… nosotros seguimos buscando lo que tú has encontrado para siempre: la luz, el camino, la verdad, la vida. Échanos una mano como siempre haces… ‘no tendrás por ahí una hojita para no perdernos’.
Menos mal que Jesucristo (nuestro amigo medio escondido en este momento de nuestra historia) me ha presentado a Dios como Padre. Sólo desde ahí puedo entender tu silencio, tu ausencia, tu memoria.
¿Te ciega la luz de su rostro? ¿Cómo tenías la estancia? ¿Arreglada como a ti te gusta?
¡¡Eso piensan todos!! Quizá tú también lo pienses.
No te fuiste. Estás aquí en cada pensamiento, en cada segundo, en cada música, en cada libro, en el último versículo leído, en la tarea que voy a comenzar y en la que terminé ayer. Estás, estuviste, estarás siempre, sigues sugiriendo compromisos, animando miedos, ilusionando proyectos, mirando con cariño, felicitando éxitos… y alegrando encuentros en la cafetería de la calle de al lado de una ciudad cualquiera. ‘¿Un cafecito?’ ‘Pues claro’, contestaré.
Eso piensan todos, que te fuiste. No es verdad, ya no estás para abrazarte, pero no te fuiste. ¿Acaso alguien ha escuchado tu despedida de siempre: ‘adiós, adiós, adiós…’? Yo no lo escuché, sigo intentando estar en silencio para escucharla y no lo descubro.
Juntos iniciamos una aventura maravillosa en la ciudad que te ha acogido desde siempre, y ahora para siempre, en sus entrañas… no ha terminado, no es verdad… la aventura sigue. Tú vas delante, optimista y realista al mismo tiempo… nosotros seguimos buscando lo que tú has encontrado para siempre: la luz, el camino, la verdad, la vida. Échanos una mano como siempre haces… ‘no tendrás por ahí una hojita para no perdernos’.
Menos mal que Jesucristo (nuestro amigo medio escondido en este momento de nuestra historia) me ha presentado a Dios como Padre. Sólo desde ahí puedo entender tu silencio, tu ausencia, tu memoria.
¿Te ciega la luz de su rostro? ¿Cómo tenías la estancia? ¿Arreglada como a ti te gusta?
Comentarios
Voy a intentar escribir...
¿qué pasa con El Diario?
supongo que se puede hacer extensiva esa frase que nos atribuyen a los montañeros...
"si me sorprende la muerte allá arriba en la montaña, buscando la libertad, no estéis tristes, alegraos, ahora soy libre de verdad". Me imagino que deberíamos estar alegres porque ahora ya es LIBRE, feliz eternamente pero no estoy muy segura de que esté cuidándonos a los de aquí, no sé...alomejor a unos más que a otros...pero, a mí me da igual que esté conmigo o lejos de mí, lo único que me importa es que sea LIBRE Y FELIZ.