Dolor compartido




Las víctimas no tienen banderas,

tienen llanto que enarbolan al viento,

gritos que hacen temblar la tierra, 

dolor que rasgan los corazones,

soledad y pérdida. 


Ante ello... 

    La indiferencia se esconde, 

        para que aparezca el compromiso. 

    La mirada se llena de lágrimas,

        que abren los ojos a la única verdad, la persona. 

    La impotencia se vuelve inconformista,

        para salir a la calle, abrir la puerta, acoger o gritar ¡¡¡basta!!!

    Los imposibles mueven por dentro,

        renovar esperanzas, tareas y caminos. 

    El dolor es compartido,

        no lo aminora, no lo hace desaparecer, 

            pero parece que es menor al ser contigo. 


Mujeres, niños, ancianos, jóvenes, 

vulnerables de la tierra...

queremos que vuestros nombres 

llenen nuestro corazón, 

para mostrarlo en el abrazo amoroso, 

ayer, hoy y siempre. 

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