Alfarero incansable
Un nuevo día para nosotros,
una propuesta tuya para darnos,
un empujón para ser,
una vida para desgastarla,
una mirada para llenarnos de luz...
No nos dejas nunca de la mano, gracias.
Un aliento
que nos llena de fuerza
para amar más,
lo queremos sentir de verdad.
Gracias por ser Padre,
alfarero incansable
de barros muchas veces resecos,
moldeador de corazones rotos
por la dureza de la vida,
por los imprevistos que no podemos controlar...
Tu fidelidad e insistencia
nos llenan de la esperanza
del posible,
del ‘se puede’,
del ‘contigo nada hay imposible’,
de la debilidad que nos hace fuertes a tu lado.
Gracias, Señor.
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