Sonrisas
Ganadoras de concurso en el Ayuntamiento |
La vi hoy en la cara de mis alumnos. Estaban recogiendo
premios en el colegio, en el Ayuntamiento. Sonrisas del trabajo bien hecho, del
reconocimiento, de sentirse importantes, de saber que su trabajo es mirado,
admirado, valorado. Es algo sencillo, es algo que podemos hacer en el aula cada
día. ¿Por qué no lo hacemos más? ¿Consideramos que perdemos si ellos disfrutan?
¿Todavía seguimos pensando aquello que estudiar es muy duro, sacrificado y de
serios?
La sonrisa que sale de sus labios, entre tímida y de excusa,
es una sonrisa de sentirse importantes, de querer parar la palabra que no saben
pronunciar y que les da vergüenza pero que la tienen dentro de su boca, en la
punta de la lengua, y que viene desde
del corazón: gracias. Es una mueca de complicidad y de querer manifestar lo
mucho que están dispuestos a dar, a luchar, a sacrificarse por hacer las cosas
bien.
A veces pienso que educar, que proponer actividades, que dar
clase, que acompañar procesos de aprendizaje es más fácil que lo que pretenden
que hagamos (exámenes, pruebas diagnósticas, revalidas…). Una propuesta, un
poco de originalidad, dejad que ellos sean protagonistas, atreverse a asomarse
al precipicio (como decía Javi Aguilella esta tarde en el colegio), empezar
diciendo fantástico antes de criticar el trabajo, nuevas herramientas de
expresión… Esto no es tan complicado es aplicar lo que nos gustaría que
hicieran con nosotros: querernos y valorarnos por lo que somos y hacemos.
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