Destello del horizonte



Al final del camino uno encuentra el lugar que buscaba. Muchas veces no coincide con lo imaginado y otras veces supera con creces aquello que motivo el iniciar la travesía. Lo mejor que te puede pasar en el camino es recibir anticipos de ese final buscado y deseado.
El resultado del caminar tiene dos recompensas: el caminar en sí mismo, que le hace a uno no anquilosarse, no pudrirse, no estar monótonamente aburrido o cansado de vivir y, en segundo lugar, el ver el resultado deseado, la meta que uno se propuso. Estos dos objetivos del movimiento, del ‘hacer’ desde el ‘ser’, de la animación de propuestas y de la contemplación diaria del horizonte en ocasiones tienen pequeños o grandes destellos de resultado, de premio o de satisfacción. Hay momentos en que se anticipa el final, lo buscado y deseado.
La foto de hoy no es complemento de este texto, que cuenta mal los sentimientos que cuesta expresar. La imagen de hoy es lo importante de este apunte que lees. Esta imagen es  un gran destello del camino emprendido, del horizonte deseado… una bendición.
Nunca imaginé que el camino emprendido fuera así, nunca. 


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