Rincones. María
Comienza el mes de mayo. Hay un rincón maravilloso en mi
casa. No es un rincón, es casi el centro ya que está en el claustro… pero con
gusto y acierto no la pusieron en el centro, para que éste quedará libre para
EL. Está a un lado del mismo, está preciosa, estos días rodeada de flores de
colores de la noche de la Pascua Joven
Carmelita, está encima de un muro para ser vista y para que desde cualquier
esquina pueda ser vista por los alumnos,
las familias, los profesores, los frailes que vivimos aquí, los jóvenes que
vienen a preparar mil actividades, los que quieren un poco de comida…Así podemos
verla, mirar sus ojos y descubrir que está mirándonos para decirnos sin
pronunciar palabra: ‘haced lo que el os dice’.
Es mayo el mes de
María. Flores, alegría, luz, búsquedas, enamoramientos… No hay otro mes mejor para
ti, Madre. Es tu mes. Oraciones, propuestas, pétalos… capilla y también
sonrisa, calle, procesiones, devociones y fiestas. Muchas fiestas en tu honor
que comienzan. ¡¡Qué capacidad de convocatoria, tienes Madre!! Nos reúnes para
escucharle, para recordarle, para sentirle… sin Él no sabes vivir, no quieres
quedártelo para ti, nos buscas para presentárnoslo… Gracias, Madre. Gracias,
Virgen.
Este rincón de mi casa que os presento es especial. La mejor
manera de descubrir su importancia es contar una anécdota que escuché de una
joven a la que quiero mucho. Muchas veces, me contaba esta joven, cuando entro
en el claustro le digo: ‘hola, Carmenchu,
¿cómo estás?....’, y le cuento alguna cosa, le doy gracias por la
bienvenida… Sobran más palabras.
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