Ratio



En estos días se habla mucho de ratio en educación. Para resumir podemos decir que se refiere al número de alumnos por clase. 'Una clase tiene una ratio de x número de alumnos'. Ratio por lo tanto es una simple fórmula matemática. Algo muy sencillo, una clase puede tener 25 alumnos o 30. Esa sería la ratio. Si subimos la ratio necesitamos menos aulas y por lo tanto podemos recortar los gastos en profesorado. En un pueblo o en una ciudad que tengan seis colegios de una línea (una clase por curso en educación primaria) necesitaría en seis años un colegio menos. Cada año se necesitaría una clase menos. La cosa es muy sencilla. ¿La calidad de educación? ¿La atención de los alumnos, el seguimiento de los mismos, el acompañamiento? Eso es otra cosa, estamos hablando de ‘socializar’ (como dice el ministro del ramo), de apretarnos el cinturón… de recortes que beneficiarán a todos en el futuro. Por favor, qué tonterías son esas de calidad, seguimiento, acompañamiento… lo que hay que hacer es ser rentables, este principio que escuchamos y escuchamos parece irrebatible. ¿Rentables? No entiendo nada. ¿La rentabilidad de la educación cuál es? Lo rentable es que los niños desarrollen todas sus competencias para hacer avanzar a este país. Eso no es importante ahora nos quieren decir, lo importante es que hagamos un sistema sostenible económicamente, que aprovechemos todos nuestros recursos, que se aprieten un poco… eso ayudará a socializarse. Por favor… no puedo seguir… Los demonios (hasta hace poco creía poco en ellos) me carcomen por dentro. No soporto tanta tontería, tanta hipocresía, tanta falsedad, tanta mentira... Estas medidas no construyen futuro. ¿Nos interesa el futuro? ¿Si o no?

Voy a ofrecerles a todos ustedes una propuesta de ajuste de ratio que creo que si que sería efectiva y popular. Voy a intentar ser sintético y esquemático. Lógica aristotélica.
  1. Todos los políticos en el sistema parlamentario de nuestro país votan, sin pensar, reptiendo lo que dicen los ‘capos’ de su partido. Levantan ‘la patita’  (dicho con todo el cariño del mundo) los jefecillos del grupo  y según la posición… todos dicen ‘si wuana’
  2. Lo que importa para el resultado es el porcentaje que cada partido tiene de representación ya que nadie modifica su voto ni por convicciones personales ni por nada, está en juego el bocadillo de tortilla (ojalá fuera de tortilla) que usted y yo pagamos. Quizá en alguna ocasión por descuido o por razones poco confesables, por la bajeza de los principios que las motivan, se atreven a votar algo diferente (Ref. el diputado Gomáriz).
  3. Lo importante es saber el porcentaje de cada uno de los partidos y la intención de voto sobre el asunto a votar. Eso se lo damos nosotros cada cuatro años en las urnas, podemos seguir haciéndolo.
  4. Con un político por partido con representación parlamentaria que tuviera el valor numérico de su porcentaje sería suficiente, a ser posible el de 'la patita' para que no se gaste en teléfono o consultas.
  5. Que todos los demás se vayan a su casa, a trabajar, al paro de políticos, a buscar cómo ganarse la vida… y se lleven todo los que arrastran: asesores, gastos de representación, dietas por asistir, dietas por kilómetros y desplazamientos… Que seguro que con su preparación (son asesores y expertos...) no tendrían problemas en encontrar trabajo, en fundar empresas y por lo tanto puestos de trabajo...
Esto si que es modificar la ratio para que verdaderamente sean efectivos los recortes. Los políticos se socializarían más ya que estaría en la calle y desde allí poder tomar la iniciativa de ‘sudar’ (en la calle no hay aíre acondicionado) para ese cambio de sociedad que todos ellos, sean del color que sean, propugnan.
Señores del poder, cambien la ratio pero la suya, la de sus ayuntamientos, parlamentos de comarcas, plenos de las diputaciones provinciales, parlamentos autonómicos, senado, congreso, parlamento europeo…  ¿Alguien habrá hecho estos números? Aquí si que hay recorte de verdad y contaría con mucho apoyo popular. Yo sería el primero en felicitarles.
No saben ustedes lo que es una clase con 25 alumnos de tres años o de diez, o de seis, me da lo mismo… no digo nada de una de 34 con 14 años en segundo de ESO… Lo que tiene que hacer Señor ministro, antes de hablar de socialización o de reforma educativa,  es dar una semana clase en el colegio que desee y esperar, después de la meditación diaria de su trabajo, que le entre ‘su ratio’. 

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