Optimismo
Me
persigue un ola de optimismo a mi alrededor que al final me va a cambiar
(arrollar), no dejan de insistir. Cómo es posible que a ‘un mediovacía’ como yo
me persiga últimamente tanta positividad. Me resisto todo lo que puedo, pero no
hay manera. Solo veo tijeras por todos los lados que amenazan con quitar de
aquí y de allá, y desde distintos lugares recibo propuestas positivas,
esperanzadoras, alegres. Un contraste tremendo. Me va a arrollar como un tsnami.
¿Cómo puede ser? ¿De dónde ha salido toda esta gente, todos estos mensajes?
Primero
fueron mis amigos los de la familia Hipo… ahí tenéis el dibujo. Sin
comentarios. Creo que sería una propuesta maravillosa para mi vida. Colores,
colores, colores… Nada de metales grises que tallan y tallan sin mirar, sin
saber, sin pensar. Gris funcionario, gris tormenta, gris conflicto, gris de los
de antes… (Gris como el color de la monedas antiguas y pasadas… dinero).
También
he tropezado con un libro (Timothy Radcliffe: Ser cristianos en el siglo XXI),
por cierto muy interesante mezclar vida cotidiana, humor, propuesta de vida,
teología y, sobre todo, Evangelio. Para muestra un botón: ‘Admiro profundamente a la gente que se dedica a criar a sus hijos. Es
todo un acto de esperanza con respecto al futuro….Hablar de esperanza es hablar
de futuro, pero, al mismo tiempo, nos invita a vivir en este momento, que es el
único que realmente existe. El presente es lo que la misma palabra significa,
es decir, presente, don. Es el momento que Dios nos da. Esperamos el futuro
atreviéndonos a vivir el presente’
Hace
un par de días va mi hermano carmelita Fernando (que tiene mucha
responsabilidad) y me manda un mensaje lleno de propuesta de optimismo para
agradecer un pequeño donativo para paliar los desastres de un terremoto en
Filipinas. Le pedí unas palabras para un boletín de Karit y me mando unas letras donde
decía: ‘Creo que desde nuestro carisma
carmelita (y desde la fe misma) no podemos permanecer insensibles a estos
grandes dramas. A veces nuestra colaboración será muy pequeña, a veces incluso
no podemos hacer casi nada; en este caso, gracias a Karit y a las donaciones
generosas de tanta gente (muchos de ellos anónimos) podemos aliviar el
sufrimiento de algunas personas… Sin vanagloriarnos de nada, con mucha
humildad, pero también con esa sana satisfacción que se siente al compartir… no
puedo por menos que trasmitiros mi satisfacción y mi orgullo por vuestro
trabajo como ONG Carmelita en España…’
Otro
hermano, fraile en Alemania, que no hace más que retocar conciencias y proponer
valientemente cambios en la vida de nuestra familia, escribe
una comunicación maravillosa que me hacen llegar. Su análisis es certero,
duro, realista y sin medias tintas. Sus propuestas atrevidas, de raíz y sobre
todo de esperanza. Entre otras cosas propone: ‘Nuestra experiencia de declive y crisis es la invitación de Dios a
volver a lo esencial de nuestra vida religiosa, al corazón y el centro de
nuestra vocación como carmelitas… El crecimiento (como Carmelitas) sólo es
sostenible y duradero si hay un claro conocimiento y actualización de nuestra
identidad más profunda, nuestra vocación místico-contemplativa’ (Günter
Benker O. Carm. ‘La enamoré en el desierto’).
Colores,
esperanza, gratitud y posibilidad…
¿Por
qué estar tristes?
Hay
futuro, hay esperanza… quiero ser ‘un mediollena’.
Comentarios