Resolución de conflictos


Siempre ha sido un tema que me ha gustado. Hubo un tiempo en que pensé apuntarme a algún grado (como se dice ahora en jerga universitaria). La naturaleza de los conflictos es muy diferente. Del pequeño conflicto de amigos, de conocidos o de compañeros de trabajo podemos pasar al conflicto internacional que lleva consigo una dimensión de implicados, aristas y características difíciles de conocer en profundidad.
Mi vida se mueve entre los primeros. El conflicto en un pasillo con unos alumnos, el enfrentamiento en una clase que no quiere atender, que no está dispuesta a participar en la dinámica que se le propone, la solución a una envidia mal gestionada y transformada en un contagio que convierte a un grupo en un hervidero de problemas, rumores y malestares. De estos, que en parte se solucionan escuchando, facilitando encuentros y proponiendo moderaciones de palabras y acciones, paso a otros de una dimensión un poco mayor. Me olvidé que previo a estos están los conflictos personales, muchos de ellos de carácter moral. La solución está en el proyecto de vida, la escala de valores y el uso responsable de la libertad.
Quería hablar de conflictos un poco mayores. Son los conflictos  en los que tu toma de decisiones va a producir un terremoto en el ahora pero que crees que va a ser la solución para el futuro, para un tiempo posterior. Es el conflicto con los otros cuando tus puntos de vista profesionales, empresariales, de sentido y de proyecto chocan con un presente y un yo que lo tiñen todo de inmediatez. Es intentar acabar con el ‘ande yo caliente y ríase la gente’ poco constructivo y contagioso del ‘si tú no haces yo tampoco’. Una decisión que puede tener unas consecuencias ahora (difíciles, no entendibles, complejas..) pero que en el futuro se podrá valorar de otra manera. Son conflictos empresariales, de trabajo, de consecución de resultados, de formación de equipos, de toma de decisiones que afectan a personas. Conflictos en los cuales hay que valorar el ahora y el futuro, donde soluciones paliativas y de propuesta ya no tienen sentido y han agotado su tiempo. Pasó ese momento y ahora toca elegir blanco o negro, los grises, los tonos pastel de la vida dejan paso a los vivos o los apagados para siempre. No se fácil cuando esto afecta a las personas, a hombres y mujeres que van a ver cambiada su vida por la decisión, a veces imposible de entender. ¿Debe primar la idea y el proyecto o la persona? ¿Qué persona? ¿Al que no hay manera de hacerle cambiar e implicarse o el que pide justicia en el trato, en lo prometido por un proyecto que eligió y que el primero no hace funcionar? No es fácil decidir. Existe una doble dimensión en el conflicto la exterior (proyecto, empresa, personal, comunidad, compromiso con un tercero…) y uno interior del que debe tomar la decisión (escala de valores, justicia, misericordia…)
En estos conflictos me encuentro. El personal vivido como una carga. El pequeño de cada día como una responsabilidad de mi trabajo, de mi ser, de mi tarea. El ‘empresarial’ como algo irresoluble y generador de sufrimiento alrededor. El internacional como un lastre de la injusticia de este mundo que me hace sentirme mal con mi privilegio. 

Comentarios

Julián ha dicho que…
"Resolución de conflictos", ¡todo un mundo por vivir!... No es nada fácil, sobretodo, teniendo en cuenta que TODOS somos egoistas por naturaleza. Yo creo que la solución esta en intentar desde esos pequeños personales, pasando por los conflictos del día a día hasta los conflictos internacionales, en resolverlos desde el AMOR. Y el AMOR que Dios nos muestra, por Jeucristo, un AMOR que intenta, respetando a la persona, buscar que es lo más y mejor nos "enriquece", siempre teniendo en cuenta sobretodo al último, al pobre, al que más desprotegido está en esta sociedad... En el día a día en el albergue hemos descubierto que a partir de una tontería se puede llegar a las consecuencias más desagradables. Ojala a la hora de mover un "dedo", pensaramos antes ¿que consecuencias va a tener esto para mi y para el que esta a mi lado?... ¡Se podrá hablar mucho de este tema!
Vicent ha dicho que…
Con AMOR, sí. Un AMOR como el del Cristo. Capaz de unir delicadeza y contundencia, cariño y firmeza, exigencia y flexibilidad... una de cal con otra de arena... Difícil, muy difícil. Pero un poco menos si se aplica con el apoyo y la fuerza de la COMUNIDAD y siempre con DIÁLOGO.
Hablo como padre-encargado de una pequeña "empresa" famíliar. En las "grandes" empresas los conflictos son diferentes pero el AMOR es el mismo.

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