Luz de la mañana
Un nuevo día se abre ante nosotros, se llenará de luz nuestro mundo, ese
pequeño que compartimos y decoras con tu presencia cada día. Nuestra mirada
podrá vivir con gozo aquello que se despierta delante de nosotros, que es parte
de nuestro ser y que otro con generosidad nos regala, su presencia.
Será posible reconocer sonrisas para que se
contagien en nosotros y cambien nuestro corazón. Bendito contagio que cambia
los aspectos, los rostros y las palabras. En cualquier momento podremos recolectar
abrazos que siembren en nosotros aquellos, repletos de experiencias vividas y
sentidas, que daremos al final del día a los que acompañan nuestras noches y
descansos.
Será posible dejar de tropezar con el otro y
encontrarse con él y en su rostro contigo. Una nueva oportunidad de amar y
hacerlo sin límites en la entrega, en el servicio, en el hacer y el ser. Miles
de puertas abiertas para entrar y bailar, escuchar, reír, compartir. Puertas de
corazones que no ponen barreras sino que dejan entrar para ser juntos. Ventanas
abiertas donde tu luz llega a cada rincón de la estancia íntima que necesita
ser descubierta para ser amada y cuidada.
Me gustaría no olvidarlo a lo largo del día de
hoy. Ser y darse sin medida a los otros para que ‘los otros sean más’. Ser semilla
de Evangelio, de Palabra, de encuentro… Necesito tu luz para que la oscuridad
de mis tormentas se convierta en medio día de sol, calor y claridad que pueda
acompañar aquellos que me encuentre.
Buenos días.
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