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Mostrando entradas de septiembre, 2010

Memoria

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Recordar es algo maravilloso. La posibilidad de hacer memoria del pasado es una de las capacidades que el ser humano tenemos y que nos da posibilidades para ejercer nuestra libertad. La memoria es selectiva, la podemos hacer selectiva. Hoy es un día especial para hacer esa selección. Recuerdos que son de vida y presencia, no de muerte y ausencia. Recuerdos de muchos vinos y pinchos, de caminatas y risas, de amistad y orden. Recuerdos de grandes encuentros de fraternidad generosa e inmensa, tengo que decir que no es lo mismo sin ti. No es sólo memoria lo que hago, es casi casi hacer presente y real en mi vida lo que fue pasado y ahora se convierte en el único presente posible. Es real. Imágenes, olores, paseos, silencios, rezos… en definitiva amistad. El pequeño demonio del presente me dice que es mentira, que todo es un sueño. Me intenta despertar del ejercicio de hacer presente, es decir, traer a mi vida aquello que aunque lejano en el tiempo sigue siendo real, pero me niego a escucha

Otro noviciado

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Nunca pensé que ser fraile, era todo esto. (Quizá alguno os sorprenda que sea fraile, ahora ya lo sabéis. Para mi ser fraile supone una de las maravillas más grandes que hay en el mundo. Es una opción de libertad. Es una opción de vida que se elige para toda la vida. Alguien me dijo una vez que el que no elige se queda sin nada. Yo elegí. Me quedé con algo. ¿Bueno? No, maravilloso. Me quede con mi libertad de seguir a Jesucristo). Lo que no me dijeron que tenía que aguantar muchas cosas. No lo sabía. Sabía que renunciaba a formar una familia, que a mi cartera nunca le faltaría nada pero que nunca tendría nada propio, que tendría muchas veces que escuchar la voluntad de Dios a través de las decisiones de los hermanos… Me quedé con algo pero renuncié a mucho también. No me arrepiento. Lo que yo no sabía es que tendría que aguantar presiones; que por situación de poder y riqueza, no buscada ni querida por mi, tendría que pensar con mentalidad de este mundo; que las ‘malditas’ estructuras

El 'espíritu' de la ley

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Estoy muy quemado con esto de la ley. Lo del cumplimiento (ahora cumplo y después miento) lo llevo fatal. Aunque a una parte de nuestra Iglesia (es mía igual que de ellos, la quiero por lo menos igual que ellos, me siento tan pecador como ellos y tan salvado como ellos, es mi familia) le parezca mal esto del ‘espíritu’ de la ley y quieran ser cada día un poco más judíos, es decir, hacer de los reglamentos, normas y decretos una especie de ‘palabrilla de Dios’ que debe ser aceptada, respeta y seguida a pies juntillas, me da lo mismo: no me van a echar por una regañina, por una llamada de atención, por un señalar con el dedo, por un enfado. Te señalan con el dedo y te dicen: ‘esto que vas a hacer está prohibido’ convirtiéndote en una especie de renegado, de perseguido y de perverso. Menudo susto. Que nervios. Que miedo. Me voy a esconder…. me siento tan mal por haberme saltado el reglamento número ni lo sé y la norma letra ‘medalomismo’. No me va a afectar en mi seguimiento de Jesucristo