Alegría


Esto del fútbol nos lleva de calle. No nos deja dormir. Las calles se llenan de ruido. Molestan pero al mismo tiempo no se lo tenemos en cuenta. Si se gana, como ha pasado, produce un sentimiento de alegría colectiva que no podemos frenar. Sentimos que hemos ganado todos los que nos sentimos identificados con lo que el equipo representa. Es nuestra alegría, es nuestro éxito, es nuestro triunfo. ¡Qué maravilla! Sentimos que hemos marcado el gol nosotros. Todavía es más maravilloso cuando descubrimos que el autor del gol se sentía ‘empujado’ por todos los que siente cerca, por aquellos a los que representa. Que gozada.
¿Por qué no aplicar todo esto a la vida cotidiana? ¿Por qué no alegrarnos de los éxitos, del triunfo, de ‘los goles’ de los que trabajan o viven conmigo? ¿Por qué no reconocer el éxito de los que hacen bien las cosas, de los que son capaces de seguir luchando por nosotros y con nosotros? ¿Por qué tanto afán de protagonismo de los que tienen una tarea en los grupos de trabajo y en los equipos? ¿Qué debemos cambiar para sentirnos empujados por los que pertenecen a mi grupo, comunidad y/o familia y sentirnos ‘representantes’ de ellos y no monopolizar el triunfo? ¿Cómo compartir la alegría, de los que siendo parte de nuestra identidad, consiguen un triunfo, un éxito, una meta? … No usurpemos su triunfo, su trabajo bien hecho, pero sintámonos contentos y felices por ser de los nuestros. La clave está en sentirnos identificados con el grupo, con la comunidad, con los que están en mi mismo barco (sea grande o pequeño). Identidad, identificarse… mojarse, desgastarse, sudar la camiseta… alegrarse, sentirse parte.
¡¡Alegrémonos con los otros!! Su éxito es nuestro éxito.

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