Pobreza







Durante toda la semana se ha tenido la posibilidad, en determinados círculos, de reflexionar sobre la pobreza. Es una semana especial durante todo el año. Más que reflexionar lo que se pide es luchar contra la pobreza.

No te enrolles tío que pobres hay en todas partes, que estamos en crisis y por lo tanto también aquí vamos a comenzar a pasar hambre.




Hambre lo que se dice hambre quizá haya alguien que en nuestro país pasa pero, como dice un amigo que ha trabajado mucho en la calle con personas sintecho, aquí por lo menos todo el mundo puede comer. Hambre la que hay en el mundo visto globalmente. Una amiga comentaba en una ventana de internet este asunto el otro día. ¿Dónde están los periódicos para denunciar todo esto? Luchar contra la pobreza parece difícil desde aquí. No encontramos la manera por la cual las pequeñas acciones que emprendemos se puedan notar el todo aquello que llamamos pobreza. La verdad es que podemos hacer muy pocas cosas. Este verano en una dinámica por la cual en un grupo consensuábamos un compromiso para luchar contra las injusticias terminábamos muchas veces anotando dos cosas sencillas: informarnos bien de la verdad que hay detrás sobre tanta injusticia y un pequeño compromiso solidario (comercio justo, comer todo, evitar el consumismo…). Sensibilización y acción. Somos agentes de las cosas. Anunciar, denunciar y dar testimonio con nuestra vida de esas dos cosas. A esos le llaman profetas.

Sigues con el rollo. Me parece bien pero, ¿Qué hace la Iglesia respecto a esto?




Quizá debería callarme. Hoy he estado escuchando las noticias de la cadena de radio donde ‘soy’ accionista. Tú si eres miembro de la Iglesia también debes serlo y considerarte así. ¿Convocarán algún día a la Junta General de Accionistas y nos dejaran participar? No la oigo nunca entre semana ya que me dicen que te levantas cabreado (prefiero cabrearme conmigo mismo dando una clase mal preparada, mal dada y poco eficaz). Pero los fines de semana a las seis sólo ‘mi’ cadena tiene noticias. La indignación es total. Ni una referencia a las manifestaciones de hoy por toda España. Ha dicho veinte, treinta o cuarenta veces la conferencia de Al Gore, para criticar sin medida su vida privada, su aparente falta de autenticidad de vida entre lo que dice y lo que hace. Ha repetido hasta la saciedad la manifestación que habrá en Madrid de policías nacionales y quizá de guardias civiles. Será importante, no lo dudo, pero tanto subrayado de la sensación que es porque esta manifestación se da ‘caña’ al actual gobierno y la otra no. ¿Están seguros los directivos de dicha emisora que es así? Yo creo que están equivocados. Me gustaría que se repitiese muchas veces, no sólo el día 17 de octubre el comunicado que se leyó ese día en las secciones de línea editorial. ¿Dónde está la sensibilización desde nuestros ‘púlpitos’?

Por una vez estoy de acuerdo contigo. Imagino que estarás en alguna manifestación esta tarde.

Pues mira no he podido asistir a ninguna. Me gustaría, no creas. El otro día lo hablaba con una amiga. Me gustaría ir, no puedo ya que tengo el comienzo de una actividad con jóvenes y no lo tuve en cuenta cuando la programé. Me gustaría ser valiente para poder vestirme mi hábito de fraile, salir a la calle con él para reivindicar mayor compromiso de todos (primero los que tienen poder) para que las cosas (digo bien) estén mejor repartidas. Que no sólo el 20% de la sociedad consuma el 75% de los bienes de este mundo. Es algo increíble. ¿Qué queda para ese 80% de la fraternidad universal (proyecto de Dios para este mundo)?La respuesta es muy sencilla: nuestros restos. Somos unos privilegiados que no sabemos apreciar lo que tenemos, que desperdiciamos tiempo, oportunidades, recursos, momentos, posibilidades… Privilegiados egoístas que cerramos nuestras puertas a todos aquellos que no tienen lo necesario para vivir dignamente. No digas que no molaría que sosteniendo la pancarta aparecieran dos o tres obispos, vestidos como ellos siempre visten, y que en la pancarta se pudiese leer algo como lo siguiente: una promesa no alimenta, una promesa no es nada. Este es uno de los lemas de este año.





Vale, ya te leo, el discurso de siempre. ¿Vas a dar tu ordenador a alguien para que las cosas cambien? ¿Estas dispuesto a dar algo de lo tuyo para el que no tiene? ¿Cuándo viene alguien a pedir a tu puerta das tu comida o la que te sobró el día anterior?

Me estás apretando, ‘condenao’. Ayer recibí una carta de un fraile que trabaja en Burkina Faso. La leí en mis clases de tercero de Educación Secuandaria Obligatoria. No me hicieron mucho caso, quizá afectados por el ansia de fiesta que invadía todo el pueblo ya que comenzaba la semana de fiestas. La carta es muy sencilla, pero un gran testimonio de cómo vive Fr. Alejandro, O.Carm, su misión, sus vivencias de estos años de compromiso misionero, su vida interior, sus proyectos de cambio y transformación de la realidad. La escribió para poder ser utilizada en la sensibilización del día del DOMUND. En ella se puede leer que con dos euros se puede alimentar un niño durante toda la semana, con 100 euros todo un año, asegura Alejandro con uno de los proyectos que está realizando. ¡¡Increíble!! ¿Sabes cuanto se gasta un joven en la fiestas solo para poder pertenecer a su ‘casal’ (recinto alquilado por unos amigos donde se come, bebe, baila y pasan las fiestas, en otros lugares llamado peña)? Una media de 225 euros. Calculamos en clase que en el pueblo pueden tener ‘casal’ alrededor de 10.000 personas. ¿Quieres hacer la multiplicación?

Si claro, no me importa. Hasta ahí llego. 2.250.000.

Pues esa cantidad se consume en 10 días bebiendo, comiendo, ‘fumando’ y otras cosas. ¿Sabes que me dijo un alumno? ‘Comer por dos euros indica que allí las cosas son más baratas’. No me podía creer lo que estaba oyendo. Esa era su conclusión. Me pellizque para sentir algo, era real, no estaba soñando. Creo que la clase no sirvió de mucho pero se intentó. Al final de la clase les dije que lo que había intentado transmitirles no era para que se quedara en su cabeza como los contenidos de las lecciones, era para que se quedara en el corazón e hice un gesto señalándome el lugar del mío. Del final de la clase escuché: ¡¡ que bonito!! Con un tonillo entre risa, ironía no querida por ignorancia del que la pronunció, y desprecio a esa propuesta de sentimientos en un foro donde se está para ampliación de conocimientos. También pienso que la persona que lo hizo no es capaz de hacer este pensamiento que he expresado, no sé si sabe muy bien para qué está en clase. Fue mi único gesto de participar en esta semana de ‘lucha’ (me da risa) contra la pobreza. Podía haber hecho mucho más, pero otro año que pasó.

Te habrás quedado tranquilo y descansado, vaya esfuerzo.

Pues no. Sé que puedo hacer muchas más cosas ya que la pobreza está al lado de nuestra casa. No sólo en los que viven lejos. Algo puedo hacer, lo intentaré cada día. Sensibilizar desde la tarima que ocupo en mis clases, desde la mesa de dirección del colegio en el que trabajo, desde la vida de mi comunidad. Cambiar con pequeños gestos y participando en todo aquello que colabore a mejorar algo nuestra sociedad, a mostrar que se puede vivir de otra manera, a suprimir muchas de las necesidad superfluas que me creo cada día. Quizá una lucha que no se note, una pequeña lucha que no llega a pelea de barrio pero quiero que sea la mía.

Tú sabes que no sirve para nada, pero allá tú.









Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Jo tio, me has tocado de verdad, es muy bueno el artículo, se nota que es un buen trabajo de reflexión, y de escucha de la conciencia. Me identifico totalmente, son preguntas y situaciones que me ruedan en la cabeza desde hace tiempo.

La gente se muere de hambre, y yo sin embargo acudo a una universidad, donde con sólo la matricula, se podría pagar la comida de 900 niños durante una semana. Lo siento pero estas cosas me remuerden la conciencia, pero sólo obedezco. En fin, que no me enrollo, que hoy estoy muy cansado y mi cuerpo me pide un descanso.

Un abrazo David, y ánimo con los chavales,que no es tarea fácil. Un saludo fraterno.

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