La limosna

 


Una de las propuestas que recibimos en cuaresma es dar limosna. El evangelio del miércoles de ceniza nos tiene guardadas tres propuestas para mejorar las relaciones importantes que nos van construyendo y transformando. El ayuno para cuidar y purificar la relación con nosotros mismos. La limosna para que nuestra relación con los demás sea una relación de justicia. La oración que hace que la relación con Dios tenga esa profundidad, intimidad y encuentro que la llene de verdad. 

La limosna tiene una serie de matices que no podemos olvidar y así crecer con ella en la relación con los que nos rodean. 


  1. La limosna parte de la necesidad del otro. No es el que da el protagonista. El importante es el hermano que la recibe.

  2. Toda limosna tiene una parte de denuncia de injusticia, al señalar que un hermano nuestro sufre desigualdad o necesidad. La limosna es para paliar la situación de dificultad en la que se encuentra el otro. 

  3. La limosna no es solo dar, la limosna es sobre todo darse. Lo que hay que dar es la vida. Como la ofrenda de la viuda que ‘echó todo lo que tenía para vivir’

  4. Lo que me sobra y doy no es limosna. La limosna tiene que partir de la generosidad, ya que es una relación con el hermano, y  de la gratuidad, no puedo pedir nada a cambio, ni el aplauso, ni el reconocimiento, ni la devolución.  

  5. La limosna tiene que partir del corazón. La limosna tiene dos características que la determinan: compasión, como el samaritano que se acerca y cura, y misericordia, es decir, amar al que sufre como Dios nos ama. 

  6. La limosna debe producirse en lo secreto, es allí donde Dios ve y conoce. La limosna nunca es para recibir medallas, ni premios. ‘Que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha’

  7. La limosna es encuentro con el hermano. No hay limosna sin compartir la vida, sin interesarse por aquel que la recibe, sin estar al lado, sin abrir el corazón. 

  8. ‘Cuando a uno de estos mis pequeños vestisteis, acompañasteis… a mí me lo hicisteis’ Esta relación con el hermano es la puerta para el encuentro con Dios en y con el otro. 

  9. Al hablar de limosna hablamos de ayudar, de romper la indiferencia, de dejar sitio y de acoger. A la hora de ayudar o cuidar no sirven las sobras. 

  10. Este encuentro personal para paliar la necesidad del hermano, esa ayuda que se convierte en denuncia de injusticia… debe dar el salto a lo estructural que genera la situación de necesidad. No doy limosna para sentirme bien, ayudo para cambiar las situaciones de injusticia que sufre el prójimo. Este salto lleva a un compromiso personal por un mundo más justo, fraterno y en paz. 


Buena cuaresma a todos. 


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