Con nuestra vida
Cada
tres años los religiosos carmelitas celebramos el Capítulo Provincial. Cada
provincia religiosa estamos obligados a reunirnos, revisar la vida y plantear
objetivos y propuestas para el futuro que nos ayuden a vivir el Evangelio según
nuestro carisma y espiritualidad. Este año, en el mes de abril, nos hemos
reunido la Provincia de Aragón, Castilla y Valencia, ha sido un gran Capítulo,
rico en propuestas, en revisión de vida y en mirada al futuro. Una frase de
nuestras Constituciones nos convocó a todo ello: ‘… más con nuestra vida que
con nuestras palabras’.
El
día 16 de julio vamos a celebrar el día de nuestra Madre y Hermana, la Virgen
del Carmen, casi todo está ya preparado. Son días de arreglos, de ultimar
momentos, de recordar, de oración y reflexión. Días del mes de julio en que,
revestidos del escapulario, salimos a la calle, hablamos de nuestra Familia
Carmelita, mostramos lo que somos y en qué creemos. Detalles que nos ayudan a
recuperar identidad, que renuevan nuestro compromiso de pertenencia a la Orden.
Religiosos, terciarios, jóvenes, laicos… que entorno a la fiesta de la Virgen
del Carmen, volvemos a mostrar en medio del pueblo que somos una familia, que
estamos aquí. Días de júbilo, de fuerza, de alegría…
Estos
días de fiesta, especialmente el día dieciséis, tienen que ser trampolín para
pasar de las palabras a la vida. Vamos a
renovar compromisos, a gozar de nuestra espiritualidad para que nuestra vida de
cada día durante todo el año sea testimonio de Evangelio. Es el momento de,
después de pasar por la euforia y la alegría de estos días, pasemos a vivir el
Evangelio, a coger esa frase de María en Caná como un lema en el dintel de
nuestro corazón para que sea motor de lo que vivimos: ‘haced lo que Él nos
diga’. Vamos a pasar de las palabras, de la fiesta, de los homenajes, de las
procesiones, de las novenas… a la vida, a vivir con fuerza el Evangelio. Es en
la vida de cada día, de lo cotidiano, cuando la espiritualidad carmelita, el
sentimiento de identidad y pertenencia a la Familia Carmelita se debe vivir y
hacer realidad. Las palabras y propuestas de estos días jubilosos de fiesta se
harán realidad y vida durante todo el año si dejamos que el Señor ocupe el
centro de nuestro corazón.
Al
recoger la imagen de la Virgen, las sillas que pueblan el patio del colegio, la
‘alcachofa’, las flores que han adornado el altar… os invito a no decir aquello
de ‘hasta el año que viene’, sino con fuerza y desde el corazón lleno de la
alegría de la fiesta, manifestar otro compromiso: ‘vamos a vivir con este mismo
gozo cada día de nuestra vida’. Es entonces cuando empieza el reto de ser
carmelita, de estar revestidos de Cristo, de hacer de nuestra vida un sí a la
voluntad de Dios. El día siguiente el regalo de nuestra vocación carmelita estará
reluciente y dispuesto a visitar, vestir, dar de comer, acompañar, servir… a
aquellos que nos encontremos en la vida.
La
fiesta de la Virgen del Carmen renueva el compromiso de vivir en obsequio de
Jesucristo cada día de nuestra vida, el darnos como un regalo para los otros. Feliz
día de nuestra Madre del Carmen.
(Reflexión para el programa de la fiesta del Carmen de Vila-real del año 2017)
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