Guardar su Palabra
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Puertas Abiertas (PS) Vicent Tena (c) |
Juan
14, 23-29
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "El que me ama guardará mi
palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El
que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es
mía, sino del Padre que me envió.
Os
he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el
Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo
y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
La
paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble
vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a
vuestro lado." Si me amárais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque
el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que
cuando suceda, sigáis creyendo."
En el evangelio de Juan
podemos leer un conjunto de discursos en los que Jesús se va despidiendo de sus
discípulos. Los comentaristas lo llaman «El Discurso de despedida». En él se
respira una atmósfera muy especial: los discípulos tienen miedo a quedarse sin
su Maestro; Jesús, por su parte, les insiste en que, a pesar de su partida,
nunca sentirán su ausencia.
Hasta cinco veces les
repite que podrán contar con «el Espíritu Santo». Él los defenderá, pues los
mantendrá fieles a su mensaje y a su proyecto. Por eso lo llama «Espíritu de la
verdad». En un momento determinado, Jesús les explica mejor cuál será su
quehacer: «El Defensor, el Espíritu Santo… será quien os lo enseñe todo y os
vaya recordando todo lo que os he dicho». Este Espíritu será la memoria viva de
Jesús.
El horizonte que ofrece a
sus discípulos es grandioso. De Jesús nacerá un gran movimiento espiritual de
discípulos y discípulas que le seguirán defendidos por el Espíritu Santo. Se
mantendrán en su verdad, pues ese Espíritu les irá enseñando todo lo que Jesús
les ha ido comunicando por los caminos de Galilea. Él los defenderá en el
futuro de la turbación y de la cobardía.
Jesús desea que capten bien
lo que significará para ellos el Espíritu de la verdad y Defensor de su
comunidad: «Os estoy dejando la paz; os estoy dando la paz». No solo les desea
la paz. Les regala su paz. Si viven guiados por el Espíritu, recordando y
guardando sus palabras, conocerán la paz.
No es una paz cualquiera.
Es su paz. Por eso les dice: «No os la doy yo como la da el mundo». La paz de
Jesús no se construye con estrategias inspiradas en la mentira o en la
injusticia, sino actuando con el Espíritu de la verdad. Han de reafirmarse en
él: «Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde».
En estos tiempos difíciles
de desprestigio y turbación que estamos sufriendo en la Iglesia, sería un grave
error pretender defender nuestra credibilidad y autoridad moral actuando sin el
Espíritu de la verdad prometido por Jesús. El miedo seguirá penetrando en el
cristianismo si buscamos asentar nuestra seguridad y nuestra paz alejándonos
del camino trazado por él.
Cuando en la Iglesia se
pierde la paz, no es posible recuperarla de cualquier manera ni sirve cualquier
estrategia. Con el corazón lleno de resentimiento y ceguera no es posible
introducir la paz de Jesús. Es necesario convertirnos humildemente a su verdad,
movilizar todas nuestras fuerzas para desandar caminos equivocados y dejarnos
guiar por el Espíritu que animó la vida entera de Jesús.
José Antonio Pagola
Sed felices
en este tiempo,
en esta tierra
y en estas circunstancias
que os tocan vivir.
Sed felices,
porque eso es lo más fuerte
para invertir las
situaciones,
aniquilar los odios
y establecer la paz
duradera.
Sed felices,
porque la miseria puede ser
vencida
y el hambre dejar de ser
pesadilla.
¡El reino germina
cuando se comparte con
alegría!
Sed felices,
porque la felicidad es lo
único
que necesitan la justicia y
la ternura
para atravesar las noches
oscuras
y crear una humanidad
nueva.
Sed felices,
pues para eso habéis nacido
y habéis recibido el
Espíritu,
y yo me he comprometido con
vosotros
hasta el límite.
Sed felices...
¡y que se note!
F. Ulibarri
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Habitaremos en quien ama y guarda mi palabra, y recibirá mi paz |
Si me amas
‘El que me ama guardará mi palabra’ Es
la manera de amar, guardar sus palabras, escuchar su voz, seguir su camino.
Guardar para cambiar, para ser hombres nuevos. Guardar es llevar a la práctica,
renovar. No es esconder, arrinconar o cerrar bajo llave. Es vivir aquello que
entra a formar parte de lo más profundo de lo que soy, lo guardo en el centro
del corazón para que desde allí salga a la luz, ilumine y se haga vida. Le amo
a Él, guardo sus palabras… y amo como Él, me doy como Él. Parece complicado
pero tenemos una promesa: el Espíritu Santo será quien os lo enseñé todo. No
vamos a estar solos. No nos deja, nunca lo hará, nos ama. Buen domingo.
Virgen del Carmen
Onda · Vila-real
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