Padrenuestro
Cuando reces que sea en la intimidad,
en lo escondido, que sea algo entre Dios y tu. No para escapar de la realidad,
donde vives, sientes y eres, sino para transformarla.
El Padrenuestro es todo un planteamiento de vida, no sólo la
manifestación de la manera de relacionarme con Dios, la manera de encontrarme
con Él personalmente. Así, esta oración aprendida de memoria, se convierte en
el proyecto de vida que cambia lo que soy.
Él es Padre nuestro.
Padre de todos y por lo tanto los hombres y mujeres de este mundo se convierten
en mis hermanos. Aquellos que viven conmigo, a mi lado o lejos, aquí o allá,
conocidos o no, de mi credo o de otro, son con los que vivo, o debo vivir, la
fraternidad.
Su voluntad y no la mía es la guía de
lo que soy y hago, el proyecto que busco y el horizonte que me convoca al final
de la tarde sentado a la puerta de mi casa cuando se retira el sol que me ha
alumbrado para buscarle. La que repaso después de salir a sembrar y volver a mi
hogar.
Compromiso aquí en la
tierra. El Reino no es allá arriba, es aquí. Tiene olor de tierra y barro.
Bajar de los montes, salir de los silencios, pisar las calles, pringarse las
manos… dejarse el corazón ‘en la tierra como el cielo’.
El pan es algo más
que alimento cotidiano. El pan que pedimos al Señor es el pan de la justicia. Justicia
para todos. Pan que habla de la dignidad del hombre que hay que defender y
respetar. El pan que necesitan aquellos que no tienen lo necesario para vivir
dignamente.
El perdón y la
misericordia de las deudas para liberar de falsos señores que nos tienen
esclavizados. A veces somos nosotros los que nos convertimos en ‘señores’ de
otros al tener apuntadas las deudas que tienen con nosotros y sobre las cuales
generamos relaciones viciadas que no son propias de nuestra condición al privar
al otro de su libertad, al esclavizarle.
En resumen, el rezar el Padrenuestro es la renovación de un
proyecto de vida: confianza en Él y compromiso con ellos. ‘Amar a Dios sobre todas las
cosas y al prójimo como a ti mismo’ también a los enemigos.
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