Brecha



Vivimos en un mundo donde solo miramos nuestro ombligo. 'Ande yo caliente y ríase la gente'. 
Esta viñeta de Forges en El País del 14 marzo de 2014 es todo un reflejo de lo poco que nos importa la brecha si yo estoy en el lugar adecuado para agarrarme. ¿Y los otros?
Tres criterios para poder discernir cómo hacer más pequeña la brecha.
1. El otro, sea quien sea, venga de donde venga, vista como vista, sea del color que sea, profese la religión que profese... es hijo de Dios. Esto lo llena de una dignidad igual a la mía en cuanto hijos. De aquí se desprenden mil decisiones, mil gestos, mis propuestas... nunca disparar, nunca robar, nunca echar fuera.
2. La clave para entender al otro es la proximidad (projimidad). No podemos juzgar, cuestionar, mirar, sentir... desde la lejanía, desde la indiferencia, desde la distancia. La mejor manera de 'juzgar' es ponerse en los zapatos del otro... el punto de vista cambia.
3. Devolver todo aquello que es suyo. Quizá una clave para entender al inmigrante que viene es pensar que quiere que le devolvamos lo que es suyo: recursos, bienes, materias primas, cultura... que le hemos 'malpagado' y en algunos casos robado.

Una propuesta: con poco... mucho. No dejemos pasar la posibilidad de un poco de cambio, de un poco de proximidad (projimidad), de un poco de devolver... para recuperar el mucho de la dignidad de hijos de Dios.


(Publicado en Karit-solidarios por la paz, página de Facebook)

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