Patinar y profundizar
No tengo ni idea de submarinismo,
tranquilos. No voy a dar ningún sermón sobre esto. Hoy he ido al mar y no he
tocado ni el agua. Había un joven que estaba montando su tabla con una especie
de paracaídas al cual se agarra y es deslizado por el viento sobre el agua, dan
saltos tremendos. Me fui antes que comenzará. Le pregunté y me dijo que estaba
bien el viento para practicar ese deporte que tanto le gustaba. El mar es
precioso siempre, también en el otoño…
Quiero hablar de la vida. Estoy
pasando por la vida patinando. Muy por encima, demasiado deprisa, corriendo,
sin detenerme. Alguien dijo una vez que esta generación vivimos tres vidas de
nuestros antepasados. En las grandes superficies (no hace falta poner adjetivos
ya que todo el mundo sabe que son los templos del consumo) los empleados que
hacen los recados patinan. Van de un sitio a otro, sin detenerse. Atentos a lo
urgente: una cambio de artículo, una emergencia, un problema de monedas en una
caja… En la playa, mejo dicho, en los paseos marítimos los jóvenes también
pasean patinando, para ser vistos, para ir más rápido o porque lo hacen los
americanos. Pasan sin detenerse, sin fijarse en nada, de una punta a otra y si
tienen tiempo repiten. En la vida también voy patinando. Aquí un poco, aquí un
descosido, aquí un remiendo, aquí un parche, aquí una charlita, aquí un retiro,
ahora una clase, quedamos para comer mirando el reloj, hay que presentar esto
para ayer… urgencias y más urgencias, prisas y más prisas. Patinaje y no vida
es lo que muchas veces estamos practicando.
A los que les gusta el mar de
verdad se pirran por sumergirse, por identificarse con él, por descubrir la
profundidades, por preparar bien una inmersión. Es fantástico mirar más allá
del azul verdoso de la superficie, poder estar dentro de él y conocer sus
secretos, aquellas maravillas que sólo en la profundidad, en el adentro, en la
verdad de lo que es contiene y sólo ahí pueden descubrirse. Profundizando se
consigue llegar un poco más cerca de la verdad, de lo que la inmensidad del mar
puede contener. No se hace de cualquier manera. Necesita preparación, un traje
especial, tiempo antes, en y después. Lo importante no es ir deprisa, lo
importante es lo que se va ver, sentir y descubrir ahí dentro, en la acción que
vamos a emprender. No suele hacerse solo, unos te ayudan en el antes, se
sumergen contigo y desean compartir aquello que has descubierto. Es lo
importante lo que marca los tiempos. No es urgente, hay que esperar el momento
adecuado.
Profundizar es lo que deja poso
en la vida, lo que marca el ser, lo que se puede contar, lo que no se olvida. Profundizar
es lo importante y necesita tiempo, preparación, deseo, sentimiento y calma.
Conocer y darse en profundizar a los que se aman, con los que compartes vida,
tiempo, proyecto y horizonte es una de la claves de la felicidad, cada vez lo
tengo más claro. Es diferente la vida en las profundidades que en la
superficie, que es un simple pasar y patinar. Patinando quizá descubras más
lugares o toques más palos, mojes en más tiestos… pero con menos poso. Los colores, momentos,
ámbitos, propuestas, rincones que hay en lo profundo no lo encontraremos nunca
dando saltos y pasando por encima de las cosas, de las realidades, de los
otros.
Necesito pararme. Quiero
profundizar en nuestra amistad, ponerme el buzo para encontrarme en lo profundo
de la realidad que vivo, quiero hacerlo con los que están a mi lado, necesito
mesas de sosiego, calma y deseos de encuentro en el ser… Me estoy jugando la
felicidad.
El mejor momento de esta mañana
ha sido el rato en que la humedad mojaba mi cara sentado en una piedra con mar
por todos los lados. No había silencio, el mar golpeaba las grandes piedras, no
había silencio en mi corazón…. la agenda próxima pasada, presente y sobre todo
futura daba vueltas en la rueda de molino… Salían nombres y nombres… Esta sólo, con mil personas dando vueltas en mi cabeza y en mi corazón. No se podía hacer otra cosa que profundizar, que sumergirme en esa realidad que me rodea. Decidí que no quiero
pasar sin profundizar en tu mar contigo, descubrir los colores y detalles de tu
vida, quiero sumergirme contigo para conocer, sentir y amar. Esto es la vida,
la vida eterna, la felicidad. ¿No estará Él en lo profundo del corazón del
hombre y al pasar patinando es por lo que no lo encuentro?
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