Cuatro palabras y un cambio para un boda


Son un regalo para una amiga, para unos amigos.
La primera de las palabras es INTIMIDAD. El amor ‘se juega’ en lo profundo, sin tapujos, con el riesgo de la vulnerabilidad compartida. Nada de esconder, nada de sólo superficialidades. Lo íntimo, mis deseos profundos, mis detalles anhelados, mis rincones escondidos del alma… para y con el otro.
Esta propuesta vivida con PASIÓN. Mucho más allá de la atracción sexual vivida con toda la profundidad y verdad que requiere. Es el deseo de encuentro, de vivirlo con el gozo y la intensidad de los que no pueden vivir sin el otro. PASIÓN en la espera, en el perdón, en la escucha, en el tiempo compartido, en los silencios, en los dolores y en las alegrías… La PASIÓN es una pequeña gota de perfume que llena la estancia, la envuelve de una aroma que al respirar no deja indiferente. No hace falta derramar el frasco, la cantidad no da más aroma…
El COMPROMISO habla de proyecto, de largo recorrido y de jugarse la vida en ello. Mucho más allá del mañana, la semana o el curso. El COMPROMISO habla de ese horizonte inalcanzable que miramos cada día al atardecer de la jornada. Un recorrido extenso, sudoroso y de apoyo mutuo. Una alianza que une y acompaña, empuja y da apoyo, refresca y refexiona…
La cuarta palabra es resumen de las tres anteriores: ENCUENTRO. Este no puede existir sin estar abierto a la vida, a los otros, al Otro (Dios). Es la clave del Sacramento del Matrimonio.

El cambio es muy sencillo. Dejar de ser espejo (necesidad de ser amado) para ser ventana (amar sin límites). Del yo al tú, y el tú en mi, a mi yo contigo, al nosotros… ‘Maestro ¿dónde vives?... Venid y lo veréis’ Ese es el primer paso para amar, dejarse de espejos y abrir la ventana del yo para que el tú pase y llene la estancia con su perfume, con su esencia… ‘¡¡Qué bien huele!! Eres tú, comienzo a ser yo’

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