"Muchachos..."
Decidimos convertirnos en
constructores de un mar, un pequeño océano azul como horizonte de un mundo
mejor, más justo y más lleno de dignidad que todos los que conocemos hasta
ahora. Donde todos disfrutaran de una sonrisa, de un encuentro, de un plato de
comida caliente y un abrazo. No sabíamos como podíamos alimentarnos nosotros en
un mar revuelto, y sin nada. No traíamos mucho, pero algo siempre hay en la
mochila para comenzar (nos acordamos que un muchacho con unos peces y un poco
de pan alimentó a muchos, cinco mil dicen). Estábamos en eso cuando alguien se
acercó a preguntarnos por el pescado. ¿Tenéis?, nos preguntó. Nada de nada, fue
nuestra respuesta. Además, no sabíamos
pescar. La respuesta fue clara y directa: No tenemos, ‘solo tenemos un mar y
todavía no sabemos cómo podemos pescar en él y qué pescar’ añadió uno de
nosotros que nos habíamos subido a la barca. La pregunta nos inquietó ya que no
sabíamos para que quería nuestro pescado si Él tenía pinta de buen pescador.
Decidimos ponernos manos a la obra, mejor dicho a la red, necesitábamos una
para comenzar a pescar y lanzarnos al mar, al océano, a la oscuridad, a la vida.
Empezamos a tejer una tupida red. Los nombres de los que estábamos en la barca
podrían ser los primeros nudos de una red hecha para pescar donde el visitante
(Pescador) nos había indicado… ‘allí, a la derecha de la barca’. Así cada uno
ofreció su vida para ser parte de una nueva red que recoja la pesca. Francisco
Javier, Sabrina, Juan Bautista, Lucia, Miriam, Eva, Cristina, Laura, David,
Roberto, Iñigo, Álvaro, Particia, Alicia, Mónica, Lorena, Marina, Jesús, Diana,
María, Ángela, Antonio, Miguel Ángel, Paula.
El mar nos fue ofreciendo peces y
más peces, la red se fue tejiendo de nudos de vida, nudos con personas
inolvidables, nudos de momentos que han tejido una red que pese a ir llenándose
no se rompió ni se romperá nunca. Solo había que poner la vida después de verse
desnudo y conocerse para vestirse y lanzarse a un océano abierto como horizonte
de vida y llenar la red. Pesa pero es una auténtica gozada descubrir que los
153 pescados que la hacen rebosar son la recompensa de la respuesta a la
voluntad del Pescador, que se acerca a nuestra vida y nos llama a ser nosotros
mismos, auténticos pescadores. La red crece y no se rompe. Los peces se
multiplican y nos invitan a seguir esperando y bregando, vamos en el buen
camino.
Hemos pensado que estábamos
llamados a pescar, hemos creído que la tarea nos llenaba de sentido… ¡¡Valemos
para ser pescadores!! La satisfacción nos hacía sentirnos bien, útiles,
contentos. El trabajo ha sido mucho, hemos sido capaces de realizarlo, de
concluir aquello que nos había convocado… pese a la noche, pese a estar desnudos,
pese a no tener red, pese a no saber pescar, pese a sentirnos inútiles… la red
está llena. Lola, Jesús, Isable, Juan, Fran, Pana, Rafa… un café tertulia, mil
comidas, mil números, mil bandejas, mil abrazos, terapias, piscinas,
cuadrantes, baños, cenas, días libres… Hay peces para dar y vender, para poder
llenar este mundo: fraternidad, acoger, ser uno mismo, eucaristías, María, ser
uno mismo… Estamos satisfechos…
Nos encontramos de nuevo con el
Pescador, el que nos llama y ya no pregunta si tenemos pescado… lo ve, tenemos,
sabe que dónde Él nos ha indicado ha hecho llenar la red… está preparada para
ser vendida, para compartir… Parece que eso no le interesa. Ahora su propuesta
es diferente y muy sencilla, algo que nos sorprende… Nos da las gracias o nos
recuerda que ha sido el Él quien nos indicó dónde pescar. Ha preparado unas
brazas en la orilla de la vida, en el margen de lo que nosotros pensamos que es
la tarea. Son las brasas del sentido, las brasas del sosiego y del encuentro,
las brasas del banquete… Ya no pregunta ahora invita: ‘Venid y comed’. Quiere
estar a nuestro lado, quiere nuestra vida, quiere comer con nosotros. Esto es a
lo que estábamos llamados a ser: sentarnos al lado de su fuego, dejarnos
alimentar por Él, aceptar su invitación… ¿La pesca? Muy bien, pero si nos paramos
un momento, si dejamos que Él ocupe el centro de nuestra vida…¡¡Menudo almuerzo
nos espera!!
"Muchachos… ¿Me hacéis sitio?"
Comentarios