Sumar o restar



En el colegio están los niños del primer ciclo aprendiendo a restar y hacen la prueba. El otro día vi un ejercicio que les había pasado su profesora. Son dos operaciones matemáticas donde lo importante es el resultado, quizá como todas. Todo lo de ciencias lo olvidé. Siempre me ha dado la sensación que en la suma se gana, es positivo lo que se transmite en la operación (hasta le signo lo indica), tengo más, soy más, crezco… En la resta ocurre lo contrario. El signo ya lo denominamos negativo cuando va junto a un número, tengo menos, soy menos, disminuyo…
¿Hasta cuando se suma en la vida? Esta semana cumplí años y hablando con un señor, que no sabía que yo cumplía años, me dijo: ‘a nuestra edad ya no se suma, se resta’. Yo creía que era mayor que yo. Me atreví a preguntarle y resulta que estaba equivocado. Era más joven. Nunca me había planteado este cambio de operación en mi vida. Según él tendría que estar restando: un año menos. Yo lo vivía como seguir sumando en mi experiencia, en mi aprender, en mi hacer, en mi ser: un año más.
¿Desde que momento se resta? Me detuve un momento en estos interrogantes. La rueda de molino que muele y muele, que da vueltas al grano de trigo de cada día, no ha dejado toda la semana de moler. ¿Estoy sumando o resto? ¿Qué es lo que prima en mi vida, lo positivo o lo negativo? ¿Es ir contracorriente sumar cuando debería estar restando? No sé muy bien. Pocas conclusiones pero creo que voy a seguir sumando. Creo que debo estar pendiente de lo que puedo llegar a ser y no tanto de lo que tengo o soy y voy a ir perdiendo.
¿Quién ha dicho que cumplir años es perder? Aunque sea verdad que queda un año menos, también es verdad que he vivido un año más. Es lo mejor: la resta agota, hace vivir con miedo a quedarse sin posibilidades de seguir cogiendo, llevando, teniendo. La suma hace crecer, ser un poco más, tener una experiencia mayor. Creo que voy a seguir sumando, quizá no a la misma velocidad como hasta ahora pero cada día un poco más de felicidad, de amistad, de responsabilidad, de tarea, de comunidad, de fe, de compromiso, de afecto, de abrigo… No por el hecho de tener sino de ser un poco más para que otros puedan ‘restar’ de mi todo aquello que voy sumando de lo que vivo y soy, para que ellos también puedan ir sumando en su vida.

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