Tomar la calle







El sábado puede hacerlo. Éramos un grupo numeroso. Tomamos la calle durante un rato, durante casi dos horas. No era una procesión, tampoco era del todo una romería. Era un tomar la calle con alegría. Faltaron cosas para hacerla nuestra y hacerlo de verdad: megafonía, canciones, alegría, fiesta, pancarta. Había cosas nuevas y originales: globos, pañuelos, informalidad, conversación… Había cosas del pasado: peana, ‘costaleros’, imagen de la Virgen… Esto último, que era lo que nos había convocado, parecía que no era del todo importante ya que iba al final, casi sin nadie, alguno de los sacerdotes y frailes. El grupo numeroso de personas iba ‘a su bola’. Me pareció bien, sabían donde iban, todos habían sido convocados para lo mismo y por EL mismo. Pero íbamos contentos, paseando, rezando, cantando, disfrutando de tomar las calles, hablando de nuestras cosas. ¿La liturgia? La justa: capas pluviales, hábitos, albas, peana y algo de incienso. Ni en las oraciones de las distintas paradas la hubo: aplausos, gritos, oraciones preparadas pero propias… ¿La comunidad? Toda, unida, de fiesta, caminante, con rumbo. No fueron formales ni el acetre y el hisopo. La fe toda en forma de comunidad que camina, de dar testimonio de la misma… Pero había algo importante para mi. Estábamos en la calle por nuestra fe. Nada de tradiciones, nada de obligaciones, nada de formalismos (todo esto llena otras procesiones a lo largo del año). La calle fue durante dos horas de la comunidad creyente de Onda. Nada más y nada menos.
Aprendí alguna lección. Tenemos que gastarnos más dinero en megafonía y menos en capas pluviales e incienso (esto último no se entiende y las palabras tampoco porque no se escuchan). Utilizamos la palabra PARA TODO y no se nos oye. Organización, tradición y formalismo el justo, no es necesario para que los cristianos manifestemos públicamente nuestra fe. El orden procesional y ‘de siempre’ completamente innecesario: tomamos la calle con cosas nuevas y de manera diferente. Las imágenes de nuestras devociones, no tienen porque ocupar el lugar central para hacer importante la manifestación pública de la fe. La lección más importante: podemos y debemos salir de nuestros templos para manifestar nuestra fe, nuestra esperanza (este fue el caso del sábado) y nuestra caridad. Hay que buscar el motivo: ¿el aborto? ¿la injusticia social? ¿la contaminación? ¿el hambre? ¿la falsa navidad? ... Razones para que se escuche una propuesta de Evangelio en nuestro mundo, sobre todo aquello que hace vivir al hombre sin la dignidad con la que fue creado.
Me sentí bien tomando la calle desde la fe y con la comunidad.

¿No os gustaría tomar la calle desde la fe dando abrazos como en la foto y que cambiase el color de la gente? Para eso no necesitamos ni megafonia. Por cierto, con mitra y capa pluvial creo que se abraza regular.

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