Regalos




Ha pasado el tiempo de Navidad, ha sido un auténtico regalo volver a vivir intensamente el Misterio de Dios-con-nosotros. Enmanuel, el Hijo de Dios, Jesús el Hijo de María y José, es el mayor regalo de la historia para todos los hombres y mujeres que en ella vivieron, vivimos y vivirán. Un regalo personalizado, un regalo que contiene una llamada personal a abrirlo y a encontrarse con Él para que la vida se convierta en algo especial. 

El tiempo de Navidad es un tiempo de regalos, lo hemos convertido en momentos de encuentro entre nosotros en los que los regalos son importantes. Hay regalos a los pies del árbol y acudimos temprano donde esté plantado para abrirlos. Nos hacemos regalos entre nosotros con el ‘amigo invisible’ y es una excusa maravillosa para pensar en el otro y juntarnos a compartir la mesa. Hay un momento especial donde los regalos vienen de lejos y llegan por los balcones o por cabalgatas maravillosas y llenas de magia. Todos pues, sabemos muy bien qué es un regalo. 

Los verdaderos regalos de la vida son cotidianos y no nos damos cuenta, ya que no vienen envueltos en papel brillante o con grandes lazos que llaman la atención. El regalo de la vida, que lo damos por hecho cada mañana al levantarnos, pero que hay que abrirlo, que hay que llenarlo de sentido y de profundidad. Es un regalo maravilloso y único, no hay una vida como la mía, como la de cada uno, es la mejor que podemos vivir y tenemos que estar agradecidos por ello. Está el maravilloso regalo de un techo, de un hogar, de una comunidad, de una familia en la que me siento amado, protegido, respetado en mi singularidad. No es un regalo solo material sino que es un regalo con nombres y apellidos. Todos sabemos quien nos hace la vida más fácil y la convierte en algo especial. Estos son uno de los mayores regalos de la vida. Existe el regalo del entorno, de la facilidad con la que podemos movernos, desplazarnos en un entorno organizado, pensado para que la vida, auténtico regalo, sea más llevadera, tengamos más tiempo, podamos vivir con más comodidad. Para algunos existe el regalo del trabajo, una posibilidad de realizarse, de expresar y hacer realidad lo que uno siente, para lo que uno es capaz. Es el regalo que ayuda a hacer un mundo mejor, más justo, más fácil para otros. Vivir esto como un regalo cuando se tienen responsabilidades o donde exige un esfuerzo no se entiende, pero es que tenemos que trascender un poco estas primeras impresiones. Es un regalo el descanso merecido, facilitador de encuentros, generador de preguntas… Es un regalo la amistad. A lo largo de todo lo que llamamos vivir nos encontramos con personas con las que nos encanta compartir la vida, pasar el tiempo, abrir el corazón, sentirnos queridos. Es un regalo la fe, nos la pasaron las personas que nos querían, la hemos cultivado como don preciado y ha crecido también con el cuidado de los demás y sobre todo de Dios. Podríamos seguir, solo es cuestión de mirar alrededor y descubrir con agradecimiento cuánto hay de regalo, de generosidad. 

El regalo tiene algo más que el regalo mismo, es el pensamiento y el amor con que se hace a los que van a recibir el regalo. Esto también forma parte del regalo. Muchas de estas cosas, personas, experiencias, momentos… que he repasado para vivirlos como regalo, son un regalo de Dios. Es Él quien con su amor nos da la vida como un don, nos llena de personas y momentos en los que podemos experimentar su amor por nosotros.  Vivir todo esto desde esta perspectiva lleva necesariamente a vivir la vida como agradecimiento, con cara de alegría por lo recibido, con el corazón profundamente agradecido por lo que somos.  

Los carmelitas tenemos esta dimensión de la vida escrita en la raíz de lo que somos. San Alberto de Jerusalén lo escribe en nuestra Regla. Estamos llamados a ‘vivir en obsequio de Jesucristo’. Nuestra respuesta a su llamada debe ser el regalo de la vida. Vivir nuestra vocación, lo que somos, como un auténtico regalo de Dios. Nuestra respuesta es agradecida al ‘Dios-con-nosotros’, Jesucristo, auténtico regalo. El más importante de todos los que hemos recibido en Navidad. Si la vida es un regalo es un don. Si es un don es gratis, aunque sea valioso. Si es gratis llenemos de generosidad y entrega lo que hacemos y somos en el mundo. 



(Publicado en la Hoja de la Tercera Orden de Vila-real el domingo 14 de enero 2024)

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