Mes de mayo

 

Jardín de pascua de la capilla del Convento Carmelitas de Vila-real

MES DE MAYO *


El mes de mayo es el mes de María. Es una tradición en la Iglesia, muchos de nosotros hemos tenido la suerte de vivirlo intensamente. Momentos en las capillas de los colegios, oraciones y ‘ofrendas’ de flores y manualidades a la ‘Virgen’ de nuestro pueblo. Íbamos todos ‘con flores a María’. Es un mes en el que no podemos dejar de recordar, acercar y poner a María a nuestro lado. ¿Cómo podemos hacerlo? Cada uno en sus momentos de oración, en sus devociones particulares, en sus silencios, en sus lecturas… Os ofrezco alguna pista con las letras del mes de mayo

La ‘m’ de Madre, que cuida, que está al lado siempre. María al lado de Jesús en aquel portal no perdía detalle, calmaba el llanto, acariciaba con ternura, miraba más allá de la fragilidad y veía el cumplimiento de una promesa, 'será grande, se llamará Hijo del Altísimo...' Era su Madre, comenzaba la segunda parte de aquel 'hágase' en Nazaret. María nos sigue acariciando cada día, dejemos que lo haga en nuestra oración, que nos sintamos abrazados por ella siempre. Tengamos un momento cada día en este mes para sentarnos en su regazo y compartir con ella la vida. 

La ‘a’ de alegría. Una alegría no pasajera. Una alegría gozada y disfrutada en la niñez y la juventud de su hijo. Una alegría recuperada por la resurrección después de la dureza e injusticia de la Cruz. Esa alegría de María es contagiosa en medio de la comunidad. Durante este mes acerquémonos a ella con el gozo del que se acerca a alguien que le entiende, le escucha, le abraza, le espera. María nos espera con los brazos abiertos, podemos compartir con ella las alegrías del día, los dolores y las penas. Será su sonrisa bálsamo y esperanza. 

La ‘y’ que une, que genera grupo, comunidad, que no separa. María se convirtió en el centro de la comunidad de los primeros cristianos. Ella sumaba, limaba asperezas, quitaba miedo, abría puertas, se dejaba acompañar por ellos, especialmente por Juan, y los acompañaba a todos. Ella genera unidad, suma esfuerzos, voluntades y proyectos. En este mes de mayo, acudamos a ella para acercarnos más a la Iglesia, para que nos sintamos parte de ella, para que no dejemos de participar, proponer, apoyar a la comunidad. Con María a nuestro lado, debemos sentirnos parte de la misma, una parte activa, participativa, disponible, con voz, con palabra, con sitio. A ejemplo de ella, como ella, estamos llamados a sumar, a unir. 

La ‘o’ se convierte en una admiración, ¡oh!. Una admiración a María por ser mujer valiente, que acepta la voluntad de Dios desde los imposibles para que sea la mano de Dios y su voluntad la que se revele. Admiración por Madre de principio a fin, con una entrega diaria al cuidado y compañía de su Hijo. Admiramos de María su mirada hacía los que tienen una necesidad como Isabel o en Caná, llena de humildad al vivir en la pobreza su maternidad, con compasión en el momento de la muerte de su Hijo y antes en el camino del Calvario, paciente en toda su vida recordando la promesa… Durante el mes de mayo, nos acercamos a María para admirar su humildad, su ‘hágase’, su fidelidad… y hacer de todo ello centro de nuestro proyecto de vida. 

Quizá en las parroquias, o en la capilla de nuestro convento, ya no organizamos nada para acercar unas flores, para cantar una canción… pero no lo necesitamos. Vamos a convertir mayo en todo un mes de encuentros, oraciones, pensamientos, miradas… compartidas con María. Tenemos muchos días para que no se nos quede nada por compartir, para que todo de Ella se haga presente en nuestra vida. 


* Escrito para la hoja de la TOC de Vila-real en mayo 2022.






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